Divorcio en el edén

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Entre 2010 y 2012 eran “uña y mugre”; ejemplo de amistad, alianza y sociedad política. Claro, además de paisanos. Nos referimos al gobernador de Tabasco, Arturo Núñez, y al dueño de Morena, Andrés Manuel López Obrador.

El primero abandonó el PRI para sumarse a la causa “lopista”, la que utilizó para llegar al gobierno estatal de Tabasco. El segundo “usó” a Núñez para influir en el entonces IFE, en espera de que en 2006 y 2012 los oficios del creador del Instituto Electoral le fueran útiles para llegar a Los Pinos.

Sin embargo, el matrimonio por conveniencia entre Núñez y AMLO es hoy el mayor escándalo en Tabasco; divorcio cuyas diferencias y trapos sucios se expresa en acusaciones públicas de traición, infidelidad y engaño.

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¿Qué pasó? ¿Qué se rompió entre Núñez y AMLO?

La razón del “divorcio en el edén” es la única capaz de romper una amistad, acuerdo político y alianza electoral; la razón del dinero.

En efecto, según fuentes del edén, Arturo Núñez se habría negado a transferir a Morena 500 millones de pesos anuales del presupuesto estatal, que exigía a manera de tributo el jefe del Movimiento de Regeneración Nacional.

Pero ese fue sólo el primer choque marital. Antes de la elección de junio pasado, Morena exigió al gobierno estatal la victoria en las alcaldías más importantes del estado. Es decir, AMLO pidió que le entregaran el estado.

Como Arturo Núñez no cedió a los chantajes, AMLO inició la guerra contra su ex amigo, ex socio y ex subordinado. Y “la guerra en el edén” puede ser a muerte. Apenas el pasado sábado, AMLO inventó la supuesta cancelación de la energía eléctrica gratuita para la zona Chontal y respondió con encabezar una rebelión contra el gobierno estatal.

Lejos quedó el romance público entre Núñez y AMLO, como lo exhibieron el 27 de diciembre de 2011, cuando Obrador aplaudió que Núñez fuera el candidato al gobierno en las elecciones de 2012. Dijo que Núñez “es un hombre honesto, leal y será el mejor gobernador de Tabasco”.

Para noviembre de 2012, el ya gobernador Núñez encabezó junto con AMLO el Consejo Estatal de Morena y llamó “amigo y jefe” al dos veces candidato presidencial, quien respondió el elogio con otro cumplido: “El único jefe en Tabasco es Arturo Núñez y el único amo es el pueblo”.

Luego vinieron las infidelidades, traiciones y engaños. De tanto en tanto “don López” visitó Tabasco para mandar mensajes contra el gobernador, que no eran otra cosa que exigencias de “tributo económico”. En respuesta, Núñez se acercó más al gobierno federal.

En un permanente toma y daca llegó la elección de 2015 y Morena fue el gran perdedor en Tabasco. Apenas ganó Comalcalco y dos diputaciones de mayoría. AMLO fue aplastado por el PRD y el PRI.

La reacción fue virulenta. El 26 de julio, en un monólogo en “Telereportaje” AMLO soltó su ira.

Dijo: “En Tabasco el gobernador Arturo Núñez se metió a operar la elección, como en los viejos tiempos… para decirlo claro, Arturo Núñez actuó como un mapache electoral… utilizó dinero para favorecer a los partidos paleros del gobierno… hubo corrupción en Tabasco y el principal responsable es el gobernador, que nos traicionó”.

Desde entonces, AMLO lloriquea “la traición” en Tabasco, por todo el país. Lo cierto es que Núñez dejó correr la elección e incluso fue demandado por el PRI y el PVEM.

En respuesta, Núñez despidió de su gabinete a los principales cuadros de AMLO, en tanto que el primogénito de Núñez —junior cuyo único mérito es el padre y el padrastro—, es diputado a la ALDF por Morena.

La guerra es a muerte.

¡Hagan sus apuestas!

Al tiempo.


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