Cuando un crimen no es castigado el mundo pierde balance

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Estimadas amigas y estimados amigos del PAN:

La lucha por la recuperación de la identidad del PAN, entra en una nueva fase.

Recuerdo una frase que resulta muy oportuna para explicar la crisis global de nuestros días en materia económica, social, medioambiental y de valores morales. Frase que retomo de la leyenda japonesa de los 47 Ronin adaptada al cine, que ejemplifica el código de honor samurái, en la que se exalta la lealtad, el sacrificio, la persistencia y el honor que las buenas personas deben preservar en su vida diaria: “Cuando un crimen no es castigado el mundo pierde balance”.

Lealtad sin honor, es complicidad.

Una persona honorable, es aquella que hace el bien, respeta las leyes justas, se compromete con su comunidad en torno a objetivos y metas que elevan a los seres humanos a estadios superiores de perfección.

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Honor sin sacrificio ni persistencia, es conformismo que anula a las personas y las aleja de la posibilidad de cumplir su misión en esta vida; su razón de ser. Reducir el alcance de la honorabilidad al simple hecho de que una persona no hace cosas malas pero tampoco mueve un dedo por mejorar a su comunidad, cae incluso en los terrenos del egoísmo y del individualismo que en nada contribuyen a la creación y protección del bien común.

Cuando pienso en los miles de millones de dólares que se están sustrayendo de las reservas internacionales del país, supuestamente para evitar la devaluación del peso mexicano y veo con preocupación que no se logra el objetivo, y en respuesta a ello se subastan más dólares, lo primero que pienso es que esos dólares pasaron a formar parte de la riqueza de otros países o de otras personas. Están saqueando las reservas nacionales a la vista de todos. Si a esto le sumamos la caída de las bolsas internacionales, y que esto como consecuencia refuerza la fortaleza del dólar, la conclusión es que las subastas de dólares son en realidad un saqueo al país disfrazado de legalidad.

Por otra parte, en materia medioambiental, las amenazas mundiales relacionadas con el cambio climático global, el debilitamiento de la capa de ozono, el incremento de las radiaciones ultra violeta, la prolongación del efecto del niño, las sequías, las inundaciones, la muerte masiva de peces y aves en distintos lugares del mundo, y las tibias acciones globales para disminuir los factores antropogénicos vinculados a la pérdida de áreas verdes por la voracidad de los desarrolladores inmobiliarios, viene a la mente el factor corrupción, no sólo de los gobiernos sino de la sociedad en su conjunto; es tan corrupto el servidor público que recibe el “moche” como el empresario que lo ofrece y que lo da, así como también el ciudadano mezquino que calla y espera que el moche le salpique, cual cucaracha que se alimenta de las sobras de comida que otros tiran.

Es preocupante que como raza humana, so pretexto en la libre determinación de los pueblos, la comunidad internacional permita los asesinatos masivos como los cometidos por el Estado Islámico por razones religiosas o por razones de eliminación étnica. No nos vayamos más lejos, veamos en México los asesinatos masivos que se han cometido en diversas partes del país, o los individuales por razones políticas o por el crimen organizado o por acallar la libertad de prensa.

Y así podemos ir analizando cada microcosmos social, como las sociedades intermedias o como los partidos políticos. La impunidad al interior de los partidos es semillero no de sólo malos gobiernos sino de gobiernos corruptos.

Los ambientalistas señalan que para resolver los problemas globales primero se deben resolver los problemas locales. Emulando esa máxima, comencemos por resolver la parte del problema que está en nuestro ámbito como mexicanos; todos por acción, omisión o complacencia somos parte del problema y al mismo tiempo podemos ser parte de la solución.

Es por ello que, en materia política, es indispensable la existencia de contrapesos que controlen el poder absoluto que se concentra en una persona o en un grupo de personas.

Ejemplo de ello “la partidocracia”, en la que bastó que tres personas tomaran la decisión incluso por encima de sus grupos parlamentarios para “supuestamente” cogobernar con el PRI porque “sí cumple”; y ya estamos viendo los resultados de esta pérdida de contrapesos.

El poder absoluto corrompe. Los contrapesos favorecen los equilibrios que ayudan a restablecer el balance en nuestra sociedad y como consecuencia contribuyen al balance global del planeta.

Se equivoca quien cree que los silencios, el abstencionismo o las charlas de café son contrapesos contra los malos dirigentes o incluso contra los dirigentes corruptos; todo lo contrario, la inacción favorece la impunidad y los abusos del poder.

Se equivocan también quienes, sintiéndose débiles y en desventaja frente a quien ven en superioridad, se alían a éste ignorando el hecho de que no hay manto blanco que se conserve incólume al abrazar a quien se ha revolcado en el fango de la impunidad y de las iniquidades.

Ni el que escribe la presente, ni los que me honran con su lectura, ni los que ignoran estas palabras, sabemos cuánto tiempo nos va a conceder nuestro creador. Es por ello que mientras tengamos vida debemos actuar para mejorar nuestra sociedad y nuestro mundo. Les invito este domingo a reflexionar sobre la parábola de los talentos, y a la vez les comparto tres videos con los que se inicia una nueva fase en la lucha por el mejoramiento de nuestro partido, porque México lo merece.

Reciban un cordial saludo y mis mejores deseos para este mes en el que celebramos nuestra Independencia como país.

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Atentamente

Rafael Guarneros Saldaña


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