En un artículo publicado en el diario El País, el autor Miquel Echarri relata la rebelión de alumnos del Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales en un instituto de la periferia de Barcelona, quienes se opusieron a leer un libro de 300 páginas «según explica el docente, ‘uno de los alumnos más revoltosos’ dijo que había comprobado que aquello era un tostón de más de 300 páginas. Lo había comentado con sus compañeros y todos, sin excepción, estaban de acuerdo en que no pensaban leérselo».
En el texto, también se agrega el dato de que «la resistencia a las lecturas impuestas que ha detectado Isidre puede ser un fenómeno incluso más acuciante en otras latitudes. Hace unas semanas, la periodista estadounidense Rose Horowitz afirmaba en un artículo en The Atlantic que un porcentaje cada vez más alto de alumnos de primer curso de Yale, Columbia o Harvard están aterrizando en la universidad sin haber estrenado apenas su currículum como lectores. Así lo certifican los 33 profesores de centros de élite con los que ha hablado la periodista. Horowitz concluye que muchos de los integrantes de esta nueva hornada han leído ‘decenas de miles de tuits, cientos de artículos de prensa y puede que algunos fragmentos de poemas, pero ninguna novela completa, y no digamos ensayos o manuales'».
Es preocupante la creciente resistencia de algunos jóvenes a leer libros completos, percibiendo esta actividad como una imposición. Este fenómeno plantea interrogantes sobre el futuro de la lectura y cómo adaptarse a las nuevas generaciones.
Tendencias actuales en la lectura juvenil
A pesar de casos como el mencionado, diversos estudios indican que los jóvenes leen más que nunca, aunque sus hábitos han evolucionado:
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Lectura digital: Muchos jóvenes prefieren formatos digitales, como libros electrónicos y audiolibros, debido a su accesibilidad y costo.
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Comunidades en redes sociales: Plataformas como TikTok han dado origen a comunidades como BookTok, donde se comparten recomendaciones y reseñas, revitalizando el interés por la lectura.
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Lectura social: Plataformas como Wattpad permiten a los jóvenes interactuar, comentar y compartir historias, fomentando una lectura más participativa.
Desafíos y oportunidades
La percepción de la lectura obligatoria como una imposición puede deberse a la falta de conexión entre el contenido y los intereses actuales de los jóvenes. Integrar lecturas contemporáneas y relevantes en los planes educativos podría aumentar su interés y compromiso.
Conclusión
Aunque existen desafíos en la promoción de la lectura tradicional entre los jóvenes, las nuevas formas de interacción digital y las comunidades en línea ofrecen oportunidades para revitalizar el interés por la lectura. Adaptarse a estos cambios y comprender las preferencias actuales es esencial para fomentar el hábito lector en las nuevas generaciones.
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