¿Ayuda la guerra sucia?

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Como varios analistas han apuntado, una de las características de las actuales campañas electorales que tenemos en el país –siendo Colima el ejemplo más reciente–, es la utilización de recursos propagandísticos que buscan dañar la imagen de un candidato en particular, sin importar que se recurra a acciones ilegales para alcanzar dicho objetivo. Es lo que se llama guerra sucia. Lo malo de esto, es que las contiendas se ponen bien buenas –por el interés en la lucha por el voto–,  y que no desaparecerán del escenario político en el corto plazo.

Difama que algo queda

El uso de recursos para dañar la imagen de un candidato determinado no es algo que ocurra únicamente en México. En otras tierras también vemos como surgen noticias, filtraciones o material que exhibe alguna corruptela, algún pasaje de las vidas privadas de los protagonistas negativo o algo que se puede interpretar contrario a las buenas costumbres para afectar a uno de los participantes en alguna carrera por el voto.

El interés de los medios para contar con más audiencias contribuye a que sean difundidas este tipo de historias o materiales, sin importar el origen de los mismos. Con el advenimiento de las redes sociales, se abrieron más canales para que lleguen al gran público imágenes, sonidos o textos en los que los abanderados partidistas son exhibidos en alguna incongruencia o acto deshonesto.

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En ocasiones, el objetivo es detener el avance de algún candidato para beneficiar a otro en particular o, simplemente, que no llegue alguno que no ayudaría a mantener los intereses de un grupo –como puede ser el caso de la campaña contra López Obrador en 2006–, en un contexto en el que la unión de partidos y agrupaciones se mantienen de forma discreta.

Así, el uso de material editado para generar una percepción negativa acerca de alguien, es parte de un juego que busca privilegiar a una de las opciones que se presenta a la competencia. Desde luego que los recursos y los personajes detrás de la fabricación de las pruebas que se utilizan en la “guerra sucia” se mantienen en el más absoluto secreto, pues al igual que el candidato exhibido, los promotores de la contienda negra también pueden sufrir por sus acciones.

Si bien el marco legal prohíbe la difamación, esto no ha sido obstáculos para que por otros medios, los interesados desbarranquen a algún político –en lo cual, muchos de ellos ayudan bastante al mantener una doble moral en muchas áreas de sus vidas privadas–, con lo que este tipo de ejercicios se mantienen en la más absoluta impunidad.

Adaptados a la modernidad

Ahora la novedad, si se puede hablar de este rubro, consiste en la utilización de redes sociales para difundir el contenido para desacreditar al contrario. Que sea una red como YouTube, habla de la idea de combinar audio, imágenes con una fácil forma de difusión que puede ser apoyar, de manera posterior, en portales web, radio, televisión, así como en otras redes sociales como Facebook o Twitter, por mencionar algunas posibilidades.

Si en épocas anteriores el papel de difusor los jugaban volantes o periódicos hechos exprofeso para la ocasión, el uso de redes sociales no sólo ayuda a abaratar la encomienda, sino a garantizar una difusión más amplia, incluso más allá de nuestras fronteras, además de quedarse en un archivo para futuras ocasiones.

Llama la atención el hecho de que si bien todos los partidos políticos mexicanos han recurrido a este tipo de tácticas, son pocos los que están preparados para enfrentar una situación de este tipo. Como se aprecia en el caso de Jorge Luis Preciado, candidato a gobernador por el PAN en Colima, la forma en que han respondido al golpe ha sido tardía, además de ofrecer pocos argumentos para minimizar el ataque. Es notorio que el cuarto de guerra panista no consideró un escenario de esta naturaleza, a pesar de que su abanderado iba arriba en las encuestas y que estaban a pocos días del único debate que sostendría Preciado con Ignacio Peralta, candidato tricolor.

Tampoco consideraron que si gracias a una filtración de audio, la elección ordinaria se anuló, existirían interesados en vengarse por la decisión del TEPJF.

Así que la última semana de la campaña por la gubernatura de Colima podría ofrecer nuevos ataques. El elector, por su parte, deberá decidir entre dos opciones cuestionadas o abstenerse de acudir a las urnas.

Del tintero

En línea con lo anterior, es notorio que los equipos de comunicación de los partidos y de varios órdenes de gobierno no están preparados para atender alguna crisis derivada del surgimiento de algún material contrario a sus intereses.

El caso de la conversación entre Sean Penn y Joaquín Guzmán Loera, puso en evidencia que el gobierno federal no estaba preparado para responder a este suceso, a pesar de la declaración de la titular de la PGR, Arely Gómez, de que el famoso Chapo buscaba actores para filmar una película biográfica. Sí sabían y no hicieron algo para prepararse cuando se diera a conocer la plática, malo, pero sí no sabían, peor, pues se supone que presumieron la labor de las áreas de inteligencia que tienen a su cargo, pero ni con eso.

Twitter: @AReyesVigueras


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