Aristegui: es la soberbia, no la censura

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Carmen Aristegui y sus fans han tenido un gran éxito en la victimización de ella a manos de MVS. Pero la verdad, con base en los hechos y declaraciones de las partes, es que no se trata de ninguna víctima por censura o sumisión de MVS al régimen, como se hace creer a la gente. Los hechos son muy sencillos.

Primeramente, Aristegui y dos de sus colaboradores anuncian que su programa noticioso y la misma empresa MVS, se han sumado a Mexicoleaks, todo sin autorización de la misma, dueña de sus políticas y, que algo quede muy claro: sus espacios al aire, con todo y la libertad de contenidos.

Que Carmen haya sido la conductora de un noticiero no la hace su propietaria, el tiempo-aire es de quien la contrata. Pero dejemos esta consideración de lado. Lo que se dijo al aire es que tanto ese noticiero como la misma MVS se unían a Mexicoleaks, ello sin autorización alguna de MVS.

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La reacción de MVS es completamente correcta: ningún empleado tiene derecho a hacer una declaración como la hecha, en la empresa o institución que sea. Para eso están la dirección y sus voceros oficiales. ¿Qué la reacción fue desproporcionada? Cuestión de criterios.

A Carmen no se le reclamó en este pleito nada de lo que informa sobre política, se le reclamó que tomara una posición pública que no le correspondía, que, como informó MVS, involucrara a la empresa en algo que le era ajeno.

Los directivos de MVS lo consideraron un “abuso de confianza”, y en este tenor, decidieron despedir a los colaboradores de Aristegui que afirmaron lo reclamado. No hay manera de ligar este hecho con las posibles relaciones o compromisos que MVS pudiera tener con el presidente Peña Nieto y su régimen. Nada habían dicho ni Aristegui ni sus colaboradores sobre el gobierno, que permita afirmar que los despidos tenían base política.

La reacción de Aristegui fue visceral, lo que se ve claramente por sus declaraciones, en las que faltó al respeto a su patrón, MVS, por el lenguaje que pretendió fuera ambiguo, sobre cómo interpretar lo que con toda claridad informó MVS por escrito.

Fue la soberbia de Aristegui lo que provocó su despido. Lo que ella, o cualquiera que hubiera estado en su caso, debió hacer es: disculparse por declarar al aire (o por escrito en la Red también), algo que no podía hacer: informar que MVS se unía a Mexicoleaks, o a la organización o propuesta social que fuera.

Parte de su soberbia fue haber tratado el asunto como un despido suyo antes de que ocurriera, y sus fans hicieron lo mismo. Reaccionaron como si Carmen ya estuviera despedida y ello como presunta consecuencia de sus reportajes sobre Peña Nieto y su gobierno.

Aristegui y su gente hicieron notar y remarcaron que los investigadores despedidos habían hecho las investigaciones sobre la casa blanca de EPN y la de Malinalco de su Secretario de Hacienda, Videgaray. Si hubiera sido ese el motivo, los despidos se habrían dado mucho tiempo antes, la excusa la habrían encontrado.

¿Hay un fondo de compromisos políticos no público detrás de las decisiones de despidos en MVS? No se sabe, sólo se rumora. Dicen que a la empresa le preocupaban las investigaciones aún en curso sobre la casa de Videgaray. Pero aun suponiendo sin conceder que fuera cierto, Carmen les dio la oportunidad perfecta, ella misma condicionó su permanencia en MVS.

El colmo de la soberbia de Aristegui fue su intento de chantajear a la empresa, fue su ultimátum de que si no recontrataba a sus colaboradores, ella no podría continuar a cargo del noticiero. MVS simplemente le tomó la palabra.

En vez de despreciar a Mexicoleaks, MVS manifestó su respeto por este proyecto pero también señaló que NO estaba participando en él. Insistió en que los conductores no tienen autorización para decir lo contrario.

¿Qué es lo que Carmen Aristegui debió hacer ante la reacción primera de la dirección de MVS, señalando que ningún empleado podía hacer uso de la marca MVS sin autorización? Muy fácil, lo que digo antes, debió excusarse ante el público y aclarar que la relación era sólo entre ella y Mexicoleaks, y no de MVS. Así de simple.

Pero no, la soberbia la consumió y decidió sacarle la vuelta al asunto, habló al aire en MVS sobre un “pleito artificial”, cuando el diferendo no tenía nada de artificial. Prácticamente dio a entender que los directivos eran unos tontos, sin por supuesto decirlo directamente. Carmen, con los defectos que tenga, es muy inteligente. Desgraciadamente su soberbia pasó muy por arriba de su inteligencia.

Las condiciones de la separación de Aristegui de MVS no las puso la empresa, las intentó de imponer ella, o recontrataban a su gente o no podría continuar con su noticiario. Como ya se dijo, la empresa simplemente le tomó la palabra, en vez de caer en su chantaje. Como digo, el caso Aristegui-MVS no es de víctima y verdugo, es de la enorme soberbia de quien se siente con poder sobre quien sea.

Soberbia, no venganza ni imposiciones empresariales, ni compromisos políticos, ni oportunidades de deshacerse de ella. Los “nuevos lineamientos” editoriales de MVS imponen reglas a sus conductores que son lógicos a cualquier medio de comunicación mercantil. No eran el motivo del anunciado despido de Aristegui. Hay que insistir: ella solita, sin ayuda de nadie. puso sus condicionamientos, su chantaje, y MVS no lo aceptó.

La soberbia de Aristegui se sobrepuso a su inteligencia y a su poder de influencia en el auditorio. Lástima, pero así fue. Ya encontrará otro lugar en donde pasar al aire, sin duda, su rating es negocio, o iniciará su propio espacio.


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