Durante la mañanera del día del jueves pasado (3 de marzo de 2022) el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador salió más rápido que aprisa al sonar la alerta sísmica.Todo transcurría como siempre en la soporífera homilía matutina del presidente, a las 8:45 am, mientras un reportero iniciaba una pregunta al Ejecutivo, la alerta sísmica comenzó a sonar, el silencio se hizo en la conferencia solo interrumpido por la alerta, y el reportero tuvo que informarle a un presidente que parecía no entender que pasaba, lo que significaba ese sonido.–La alerta sísmica Señor Presidente.Los reporteros, mujeres y hombres ya recogían sus cosas, solo esperaban las instrucciones del “Jefe de la Nación” el “Gran Líder” para comenzar el rápido desalojo, pero Obrador aparentemente aturdido, después de unos breves momentos de vacilación volteo y dirigiéndose a su acompañante solo atinó a decir casi como un susurro que el micrófono detectó:–Vámonos.Los dos personajes salieron de prisa, casi corriendo y los reporteros junto al personal del equipo del presidente contemplaron la huida del “Valiente Timonel de la Nación” y quedaron abandonados a su suerte, sin ninguna instrucción para poder salir, sin ninguna vía de escape.Y de pronto como salido de una pesadilla o una película de horror, un oscuro personaje encargado de la seguridad interpretó que la huida del presidente sin dar una orden de evacuar era un indicador de que deberían esperar ahí a que pase el temblor, así que se paró frente a los reporteros y ordenó:–Sentados, sentados… sentaditos vamos a esperar.Así los reporteros permanecieron encerrados, secuestrados, sin poder ejercer su derecho a proteger su vida durante dos largos y angustiantes minutos.
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