A unos meses de que den inicio las campañas electorales para renovar, entre otros cargos, 12 gubernaturas en igual número de entidades, un tema ha sido poco analizado, el cual tiene que ver con el hecho de que la contienda será entre varias alianzas electorales, pues serán muy pocos los partidos que compitan en solitario.
Detrás de esto, se encuentra la pérdida de credibilidad y presencia de los institutos políticos de cara a la ciudadanía.
Sistema apagado
Se ha discutido mucho por el tema de la conformación de las alianzas entre el PAN y el PRD, así como el hecho de que se trata de partidos con pocas coincidencias como para juntarse en un proceso electoral. Esto, a pesar de que se han presentado casos en otras latitudes acerca de cómo fuerzas antagónicas se pueden unir en torno a un programa de gobierno luego de ganar una elección.
De igual manera, se ha hecho mención de que otra alianza recurrente en los comicios, la del PRI con el PVEM y otros partidos como el Panal, PT y algunos locales más, se dé si tampoco tienen coincidencias que permitan encontrar algún rastro coherente para tal acuerdo, aunque en la práctica los candidatos “sandía” –por ser verdes PVEM por fuera pero rojos PRI por dentro–, compiten en una gran cantidad de votaciones en todo el país.
Pero más allá de si los contrarios se unen, lo que llama la atención de igual manera es que en los procesos electorales que tendremos en este año, no será una sola alianza la que se presentará al momento de entrar en campaña electoral.
Así, en entidades como Veracruz la alianza PAN-PRD enfrentará a la alianza PRI-PVEM y algunos más en busca de la gubernatura, diputaciones locales y presidencias municipales.
Tal cuadro, podrá ser replicado en las otras 11 entidades que tendrán elecciones, además de la de Baja California, en donde si bien no se elegirá gobernador si estarán en juego los puestos de alcaldes y legisladores locales.
La pregunta, entonces, que viene ante tal escenario es por qué razón ahora los partidos buscan aliarse con sus similares para enfrentar el reto electoral.
Un primer elemento para comprender este fenómeno, tiene que ver con el hecho de que se trata de instituciones bastante desprestigiadas, lo que explica la forma en que tratan de competir en las elecciones. Para nadie es un secreto que las encuestas ubican a los partidos en los últimos niveles de credibilidad y confianza, así que en busca de ofrecer una imagen diferente, y esconder las siglas que generan rechazo, pues que mejor que inventar un nuevo membrete bajo el pretexto de una alianza electoral.
Otro elemento a tomar en cuenta, tiene que ver con el rechazo a los partidos como opciones políticas para los ciudadanos. La irrupción de los candidatos independientes, así como de otros fenómenos que expresan el rechazo a los partidos tradicionales, ha obligado a estos últimos a buscar disfrazarse en esta fórmula para presentarse con una máscara al votante. La alianza es un recurso para competir en un entorno de rechazo ciudadano.
Así, los partidos buscan mimetizarse en un entorno altamente hostil para ellos, en el que la participación ciudadana en los comicios va a la baja, además de que los votantes duros cada vez son menos para las distintas fuerzas políticas que compiten en nuestro sistema de partidos.
Se trata de un sistema que se va apagando lentamente con el paso del tiempo, acerca de lo cual, en caso de buscar responsables de esto, se tendría que voltear a ver a los propios partidos por los excesos cometidos, pero también a la sociedad –sí, a nosotros mismos– por permitir que la actividad política se convirtiera en una la que el lucro sea lo único que interesa.
También llama la atención la pobreza argumentativa para defender o atacar a las alianzas. De un lado se dice que la idea es incentivar la alternancia política en entidades que llevan más de 70 años gobernadas por un mismo partido, idea que no es mala en sí misma, pero que tiene el detalle que es la misma que venimos escuchando desde 2010, así que habría que preguntar si no hay otra razón, además de la típica de que lo que se busca es derrotar al PRI.
Del otro lado, se dice que no puede triunfar la unión del agua y el aceite, de partidos sin coincidencias, olvidando que el verde y el tricolor tampoco las tienen y de obviar el hecho de que la alianzas son para alcanzar un fin que supera a los diferentes. Simplemente imagine estar atrapado en un vehículo a punto de morir, en ese contexto no va a negar el apoyo de alguien más para sobrevivir sólo con el argumento de que no tienen nada en común; no, se ayudan a salir del problema pues hay un fin que los supera a ambos.
Pero como nuestros políticos no son, precisamente, unos genios seguirán repitiendo argumentos vagos hasta la siguiente elección. En tanto, sólo nos queda tomar el lado amable al asunto y pensar muy bien por quien vamos a votar, además de insistir en que el voto no se vende.
Del tintero
Hoy, 12 de febrero, se cumple el aniversario luctuoso de Julio Cortázar, uno de los escritores más influyentes de las últimas generaciones. En las redes sociales de Indicador Político se podrán enterar de algunos textos alusivos al escritor para que los descarguen.
Twitter: @AReyesVigueras
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