San Juanico: Un Recordatorio de Que No Aprendemos

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Ah, el 19 de noviembre, esa fecha que parece más un mal chiste que un recuerdo. ¿Quién no recuerda la explosión de San Juanico? Si eres de la vieja guardia, probablemente recuerdes ese día como uno de los más oscuros de nuestras infraestructuras y… pues de nuestra falta de sentido común. Para los más jóvenes, puede que solo sea un hito en el libro de “Cosas que no deberían pasar en un país civilizado”. Y aquí estamos, un año más tarde, haciendo un brindis a los que quedaron en el olvido y preguntándonos: ¿realmente hemos aprendido algo?

La reciente explosión de una pipa de gas en la Ciudad de México no solo nos hizo recordar la catástrofe de San Juanico, sino que nos lanzó el famoso «ya no hay más» de la realidad. ¡Qué bonito es vivir en un país donde el gas todavía es un tema candente! Literalmente. Imagina que se da la situación: una pipa de gas explota en plena ciudad y nosotros, como si nada, seguimos con nuestro día a día. Ya sabes, como cuando se te cae el café y tienes que limpiar mientras sigues con tu chisme.

Pero hablemos de protección civil, porque este es el verdadero chiste. En papel estamos cubiertos, pero en la realidad, las cosas son más como una obra de teatro de Luis Miguel… ¡con muchas luces, pero sin el talento! Se supone que deberíamos tener protocolos más rígidos y una infraestructura que, al menos, pueda contener un par de incidentes por año, además de darle un par de vueltas a la menospreciante burocracia que jamás hace su trabajo. Pero ah, la vida nunca es tan fácil en nuestro querido país.

En vez de avanzar, hemos estado jugando a la «olla de presión». Un día sí y otro también, la gente se sigue manifestando por la falta de medidas reales ante las tragedias. Ya no se trata solo de festejos de aniversario, sino de un grito desesperado para que quienes tienen el poder se pongan los pantalones (si se los han puesto alguna vez) y se avienten a hacer algo. La protección civil es como una promesa de político: suena bonita, pero nadie realmente cree que se vaya a cumplir.

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Y los avances… bueno, si los quiere ver, quizás necesite un telescopio. Porque en vez de eso, estamos viendo más bien cómo los pasos para mejorar se desvanecen en un mar de promesas vacías y más burocracia que un lunes sin café. Si quieres una metáfora: el avance en la protección civil es como el chisme en la vecindad: todos saben el cuento, pero nadie quiere hacer algo al respecto.

Para cerrar este festival de ironías y recordatorios, solo diré que no importa cuántos aniversarios más celebremos de aquel infausto día; si seguimos en la misma línea despreocupada, probablemente estemos cocinando nuestra propia explosión (en vez de ser solo testigos). Seamos un poco más proactivos, México. Por el amor de Dios y de todos los añitos que nos han costado, ¡aquí necesitamos más acción y menos palabras!

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