4 estampas panistas

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Con una nueva dirigencia nacional que aún no termina de acomodarse, una sucesión adelantada y la proximidad de las campañas electorales de 2016, el PAN se encuentra en un momento inédito de su vida política, pues nunca antes se había presentado una coyuntura como la que vive en estos momentos, con una nueva reforma a sus estatutos en puerta y una división interna que parece se resolverá cuando acaben de salir del Partido los inconformes.

Movimientos internos

El Partido Acción Nacional se encuentra en una nueva etapa de su vida interna, en la que, al parecer por la evidencias, los grupos internos que controlan las estructuras estatales ha ganado la batalla con quedarse con el blanquiazul. Prueba de lo anterior, son las escasas quejas por la forma en que se han violado algunas disposiciones legales, como fue lo sucedido tras la Reforma de Estatutos de 2013 tras la cual no se armonizaron los ordenamientos legales internos, como lo marcó el INE, lo cual motivo incluso una multa. Este tema es que el originó la necesidad de llevar a cabo en noviembre próximo una nueva Asamblea Nacional Extraordinaria para armonizar los reglamentos y modificar estatutos.

Si bien se lleva a cabo una consulta con los militantes, son pocos los que han asistido a los encuentros, que por lo demás, son organizados por las propias dirigencias estatales, lo que podría prever que se puede repetir lo sucedido en la pasada elección interna, en la que sólo la mitad del padrón panista acudió a las urnas.

A lo anterior se suma, como segunda estampa panista, la lenta forma en que se está organizando la dirigencia nacional de Ricardo Anaya. Tras poco más de un mes de haber ganado la elección interna, apenas hace una semana designó a los secretarios de despacho que lo acompañarán en la encomienda, así como a los integrantes de las comisiones que hacían falta para completar el organigrama azul.

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Si bien la atención se centró en las posiciones otorgadas a Rafael Moreno Valle –al parecer, quien más influencia tendrá en el actual CEN–, pasó desapercibido que intramuros se comenta la falta de planeación, pues los secretarios de Comité Nacional están tomando posición sin conocer presupuesto, planes de trabajo o, en algunos casos, el sueldo que recibirán. El personal operativo del PAN nacional está en una especie de limbo, pues no pueden comenzar a trabajar con los nuevos jefes por lo comentado, por lo que se han dedicado a continuar con sus labores cotidianas.

Todavía se recuerda el Plan Trianual que presentó el anterior dirigente nacional, por lo que causa más extrañeza que en el actual periodo no se tenga un instrumento de esta naturaleza con la proximidad de elecciones en puerta.

Una tercera estampa la tenemos ahora en Puebla, entidad en la que se dieron a conocer dos noticias que retratan el momento por el que pasa la organización azul en estos tiempos. Por un lado, Ana Teresa Aranda –exdiputada federal, excandidata a la gubernatura, entre otros cargos, además de ser un referente histórico en el panismo poblano–, renunció a su larga militancia en un escenario en el que el actual presidente del Comité Estatal, Rafael Micalco, enfrenta presiones del grupo ligado al gobernador Moreno Valle –como antes sucedió con Juan Carlos Mondragón–, para dejar la dirigencia estatal.

En el otro extremo, en el contexto de la renovación de la presidencia del PAN en la entidad, la planilla que se presenta como favorita o con más posibilidades de ganar, es la que integró como candidata a Secretaria General a Martha Erika Alonso, esposa de Rafael Moreno Valle, siendo esto algo inédito en la historia del blanquiazul, pues no se había presentado tal escena.

La renuncia de Ana Teresa Aranda se debe entender en este contexto y ser evaluada como una expresión del descontento de muchos panistas con quienes han tomado el control de las estructuras.

Finalmente, como cuarta estampa, tenemos los movimientos de Margarita Zavala en busca de la candidatura presidencial en 2018. Su activismo se ha visto ensombrecido por las afirmaciones de que si no consigue ser la abanderada azul –algo posible porque no es la preferida de los grupos que controlan al Partido–, tendrá que buscar la vía independiente.

Incluso, Felipe Calderón afirmó que la apoyará incluso en el escenario de que participe como candidata sin partido, lo cual –viniendo de un expresidente del Partido y expresidente de la República–, nos muestra la forma en que se le han cerrado los espacios a quien puede ser la representante más carismática de un panismo a la baja, por lo que la batalla que sostendrá en contra de Moreno Valle –el más adelantado aspirante panista al 2018– se antoja a contracorriente aún para la exprimera dama.

Así, el PAN se encuentra en un momento delicado de su vida, con una dirigencia nacional que no termina de organizarse, con más salidas como expresión del descontento por cómo se manejan las cosas al interior del Partido, con un gobernador con influencia en el blanquiazul al grado de lograr colocar a su esposa en el comité estatal de la entidad que gobierna y ser el principal operador político del azul.

Muchos militantes no alcanzan a reaccionar, sin darse cuenta que ya les comieron el mandado y que la única salida que les queda es abandonar el Partido que decían defender, lo que será el triunfo definitivo de los actuales grupos que ya dominan a un PAN que ya cambio irreversiblemente.


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