¿Y si López Obrador hubiera ganado?

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En el campo político, así como en los demás del quehacer humano, hablar desde la perspectiva del “hubiera” puede ser ocioso o un ejercicio interesante. Sí, siempre desde el plano teórico, López Obrador hubiera ganado la presidencia de la república en el 2012, ¿cuáles hubieran sido sus primeras decisiones en materia de combate al narcotráfico, relación con sindicatos y lucha contra la corrupción?

El hubiera existe

Timur Vences, autor alemán, publicó hace unos años una novela titulada “ha vuelto” –que dio lugar a una interesante película protagonizada por Oliver Masucci en el papel principal–, en el que juega con la idea de un Adolfo Hitler despertando en 2011 en una Alemania que renació de sus cenizas tras la segunda guerra mundial.

         Sin duda, el ejercicio es interesante para saber qué hubiera pasado si tal personaje –con un bagaje cultural de mediados del siglo XX– despertara en pleno siglo XXI. Sin caer en spoilers que arruinen a quien no ha visto la cinta, el dictador germano logra convertirse en estrella de YouTube y de la televisión, lo que habla acerca de la forma en que la propaganda aún puede tener cabida en medios que surgen con la modernidad.

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         Sin hacer un paralelismo entre los personajes citados en esta colaboración –para que no nos acusen de vendidos, chayoteros y demás epítetos que gustan dirigir aquellos defensores de aspirante a candidato en 2018 sin siquiera haber leído completo el texto–, diremos que en uso de nuestra imaginación podemos pensar cómo hubiera sido un hipotético gobierno de López Obrador luego de ganar las elecciones presidenciales de 2018.

         ¿Qué decisiones hubiera tomado en materia de combate a la inseguridad luego de tomar posesión? Por la gravedad del tema, quizá se hubiera planteado el regreso del ejército a sus cuarteles, dejando en manos de las distintas policías la lucha en contra del crimen organizado. Tal vez dicha decisión le seguiría acarreando problemas a la mitad de su sexenio, aunque tal vez no se hubiera tenido una espiral de violencia como la conocemos hoy en día.

         La relación con los sindicatos, en especial con los de sangre tricolor, sería de lo más complicada –tomando como ejemplo lo sucedido cuando fue jefe de gobierno de la Ciudad de México y su relación con el sindicato del Metro–, generando continuos enfrentamientos y un duelo de acusaciones. Elba Esther Gordillo tal vez no estaría en la cárcel y la CNTE no sería nota en los medios, pero tampoco sería un tema fácil para el mandatario.

         Una posibilidad sería que desde 2013 hubiera empezado a promover sindicatos afines para restar poder a los que siguen en la esfera del priismo, además de tratar de cooptar a los que se dejen.

         En materia de lucha contra la corrupción, el presidente López Obrador también hubiera enfrentado cuestionamientos por algún escándalo relacionado con funcionarios de su administración. Cabe recordar que como jefe de gobierno, tuvo que enfrentar los temas relacionados con Gustavo Ponce, secretario de finanzas capitalino, y René Bejarano, secretario particular, por aparecer en videos, el primero jugando en un casino de Las Vegas, en tanto que el segundo inmortalizándose al recibir fajos de dinero del empresario Carlos Ahumada.

         Esto haría previsible que los cuestionamientos acerca de su compromiso con este tipo de asuntos abundaran en medios y redes sociales, posiblemente la votación para su partido –recordemos que en este supuesto, Morena no nacería y seguiría siendo perredista– en las elecciones intermedias de 2015 fueran mala, perdiendo el control del Congreso y generando, en este escenario, uno de sus mayores problemas.

         Es probable que la ciudadanía continuara su avance para exigir un freno a la corrupción, estimulado por escándalos de funcionarios federales que sean exhibidos en redes sociales con el fruto de sus corruptelas. Si bien el presidente podría quedar un poco al margen, las revelaciones sobre el estilo de vida de sus hijos servirían de catalizador de la protesta ciudadana en este sentido.

         Lo que sí es seguro, es que el mandatario federal acusaría un complot en contra de su administración de parte de sus enemigos, resentidos por la derrota en las urnas, lo que lo ayudaría a no salir mal en las encuestas que miden la aprobación ciudadana, pese a un entorno económico internacional adverso por la baja en los precios del petróleo, lo que llevaría al país a bajas tasas de crecimiento.

         El hubiera nos lleva a pensar que los problemas que ha tenido que enfrentar Peña Nieto, también habrían estado presentes en una presidencia de López Obrador. Quizá el mal humor social que ahora se tiene en el país, no estaría en niveles tan altos con el tabasqueño o quizá serán otros sus dolores de cabeza.

         Al menos, por una ocasión, se vale soñar.

Del tintero

Curioso el tema de los militantes panistas, sobre todo de quienes presumen que están en el único partido democrático, pues ahora con la pelea desatada entre quienes son partidarios de Margarita Zavala de Calderón y Ricardo Anaya, piden que se dé la candidatura a sus favoritos sin pasar por una elección interna.

 

 

@AReyesVigueras


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