Pese al anuncio, entre aplausos, de la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, que los delitos del fuero federal disminuyeron 2.6% y que se consolidó la tendencia a la baja con menos 28.6% en comparación a 2019, la otra cara de la violencia en nuestro país es que provocó 9 mil 700 desplazamientos en 2020.
Solo los enfrentamientos entre el Cártel Nueva Generación y la Familia Michoacana en Zirándaro, Guerrero, desataron 2 mil 300 nuevas movilizaciones de habitantes entre enero y febrero de 2020, en lo que constituyó el evento con mayor desplazamientos en México ese año, destaca el informe elaborado por el Observatorio de Desplazamiento Interno (IDMC) y el Consejo Noruego para Refugiados (NRC).
El CNG junto a otros grupos «reforzaron su violencia durante el confinamiento inicial en el país, en marzo, mientras intentaban sacar el máximo provecho a la situación para expandir sus actividades y control territorial», señala el reporte.
Además de Guerrero, Chiapas fue otro de los estados más afectados por la violencia del crimen organizado, seguidos de Oaxaca y Michoacán.
El IDMC y el NRC resaltan que los desplazamientos reportados por medios y organizaciones civiles sobre desplazamientos ocurrieron en zonas rurales.
Agregan que si bien gran parte de los desplazamientos en áreas urbanas no se detectan, los resultados del censo sugieren que esta situación prevalece en el país, particularmente en el Estado de México y la Ciudad de México.
Los desplazamientos internos de 2020 no corresponden a un número equivalente de personas, pues «la convergencia de conflictos y catástrofes llevó a muchas personas a desplazarse por segunda o incluso por tercera vez, aumentando y alargando su vulnerabilidad».
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