Un año de la detención de “El Mayo”: Sinaloa arde, tensiones crecen

Un año después de la detención de Ismael “El Mayo” Zambada García, el 25 de julio de 2024, Sinaloa sigue sumida en una espiral de violencia desatada por el vacío de poder en el Cártel de Sinaloa. La captura, ejecutada en un operativo sorpresa en El Paso, Texas, junto a Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo”, marcó un punto de inflexión en la dinámica criminal y las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos. Este informe analiza el balance de este evento.

La detención de Zambada, líder histórico del cártel, desencadenó un conflicto interno entre las facciones de Los Chapitos, liderada por los hijos de Guzmán, y La Mayiza, leal a Zambada y ahora encabezada por su hijo, “El Mayito Flaco”. Desde septiembre de 2024, la violencia en Culiacán y otras zonas de Sinaloa ha sido incesante, con enfrentamientos que han dejado cientos de muertos y desplazados. Según reportes, entre septiembre y octubre de 2024, se registraron al menos 172 homicidios en el estado, con símbolos como sombreros y rebanadas de pizza marcando los cuerpos de las víctimas, indicadores de las facciones en guerra. La intervención militar mexicana, con miles de efectivos desplegados, no ha logrado contener la escalada, que ahora amenaza con extenderse a Sonora, Baja California y Durango. La posible alianza de Los Chapitos con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) podría reconfigurar el mapa criminal, intensificando el conflicto.

En el ámbito internacional, la captura de Zambada tensó las relaciones México-Estados Unidos. El gobierno mexicano, bajo Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum, cuestionó la legalidad del operativo, alegando que Guzmán López secuestró a Zambada y lo llevó a territorio estadounidense. México exigió claridad y abrió una investigación, mientras que Estados Unidos defendió la acción como un golpe contra el narcotráfico, especialmente el tráfico de fentanilo. La filtración de una carta de Zambada, donde acusaba a Guzmán López de traición y vinculaba su detención al asesinato del político sinaloense Héctor Cuén, avivó la controversia, señalando la influencia del crimen organizado en la política local.

A pesar del impacto táctico de la detención, expertos advierten que no reducirá el flujo de drogas hacia Estados Unidos, dado el carácter descentralizado del cártel. La lucha por el control de las rutas y plazas ha generado más violencia, afectando a civiles y debilitando la economía local, con el turismo en Culiacán prácticamente colapsado. La estrategia de “captura de capos” ha mostrado, una vez más, sus limitaciones, generando inestabilidad sin desmantelar las estructuras criminales.

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En conclusión, la detención de “El Mayo” no debilitó significativamente al Cártel de Sinaloa, sino que fragmentó aún más su estructura, intensificando la violencia y complicando las relaciones bilaterales. El futuro dependerá de la capacidad de México para gestionar la crisis interna y de la cooperación con Estados Unidos, en un contexto donde la lucha contra el narcotráfico sigue siendo un desafío monumental.

Sinaloa: ¿Gobernador traicionó a El Mayo?

El periodista Ricardo Ravelo, reconocido por sus investigaciones sobre el crimen organizado, ha desatado una controversia al revelar en *Aristegui en Vivo* que el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, habría participado en la entrega de Ismael «El Mayo» Zambada a las autoridades estadounidenses en julio de 2024. Según Ravelo, esta operación fue orquestada bajo las instrucciones de «Los Chapitos», los hijos de Joaquín «El Chapo» Guzmán, en un contexto de pugnas internas dentro del Cártel de Sinaloa. La acusación, respaldada por audios obtenidos por el periodista José Luis Montenegro, señala que Rocha Moya coordinó una reunión en Culiacán con Joaquín Guzmán López y Héctor Melesio Cuén, donde se gestó la captura de Zambada, uno de los líderes históricos del cártel. Este evento marcó un punto de inflexión en las dinámicas criminales y políticas de Sinaloa, desatando tensiones que persisten hasta julio de 2025.

La entrega de Zambada, según Ravelo, no solo evidencia la influencia de Los Chapitos en las esferas de poder, sino también el conocimiento del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el operativo. Ravelo sugiere que la operación sirvió para desviar investigaciones de agencias estadounidenses contra figuras clave del gobierno mexicano, un punto que ha generado especulaciones sobre la relación entre la política y el narcotráfico. La ausencia de una investigación formal contra Rocha Moya, a pesar de las acusaciones, plantea preguntas sobre la protección política que podría estar recibiendo, lo que refuerza la percepción de impunidad en Sinaloa.

El contexto de esta revelación es crítico: la captura de Zambada desató una guerra interna en el Cártel de Sinaloa, con enfrentamientos entre las facciones de Los Chapitos y los leales a El Mayo. Esta violencia ha sumido a Culiacán en una crisis de seguridad, con asesinatos, desapariciones y robos que han desafiado las afirmaciones de control del gobierno estatal. Además, la muerte de Héctor Melesio Cuén el mismo día de la captura, atribuida oficialmente a un intento de robo, fue cuestionada por Zambada, quien afirmó que ocurrió durante su secuestro, lo que añade más opacidad al caso.

Ravelo, cuya investigación será publicada en un libro en la FIL Guadalajara 2025, destaca la complejidad de las redes de poder en Sinaloa, donde los vínculos entre políticos y narcotraficantes parecen difuminarse. La falta de transparencia del gobierno mexicano, tanto bajo López Obrador como con Claudia Sheinbaum, ha intensificado las críticas sobre la colusión entre autoridades y el crimen organizado. Este caso pone en evidencia los desafíos de México para combatir la corrupción y la violencia, mientras la relación con Estados Unidos se tensa por la percepción de intervencionismo.


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