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Sheinbaum y Trump: La mentira del «triunfo» y la sumisión disfrazada de fiesta

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El autoengaño es una de las herramientas más poderosas del populismo. No importa la realidad, no importan los hechos; lo que importa es lo que la gente quiera creer. Y en México, después de décadas de manipulación mediática y propaganda oficialista, se ha perfeccionado el arte de convertir la derrota en victoria y la sumisión en heroísmo.

Hoy, una simple escena callejera nos lo confirma. Mientras yo abría la puerta de mi oficina, un vecino escuchaba con devoción a una youtuber, quien anunciaba con júbilo:

«Nuestra presidenta doblegó a Trump y por eso el domingo ya no será una asamblea, ahora será una verbena popular para festejar este triunfo…»

Mi vecino, conmovido, volteó hacia su compañero y exclamó con el fervor de un hincha celebrando un gol:

«¡Que chingón, nos chingamos a Trump!»

Apretó el puño y lo agitó en señal de victoria.

Pero, ¿de qué victoria hablamos?

La farsa de los 28 días de gracia

Mientras Sheinbaum se arrodilla ante Trump, Canadá demuestra que la dignidad sí es posible. El gobierno canadiense no ha disfrazado la guerra comercial con fiestas ni ha intentado engañar a su pueblo con falsas victorias. Desde el primer momento, Canadá ha dicho con claridad que está en una guerra de aranceles con Estados Unidos y que no saldrá de ella hasta que la Casa Blanca recule. No han pedido prórrogas, no han mendigado gracia, y mucho menos han organizado verbenas para encubrir la humillación. En Ottawa no hay mariachis celebrando derrotas, hay un gobierno que, a diferencia de Sheinbaum, entiende que la soberanía se defiende, no se negocia como mercancía barata.

La realidad es otra. Trump no «doblegó la rodilla» ante Sheinbaum. Trump, con su calculada estrategia de presión y chantaje, simplemente le concedió 28 días más para que siga cumpliendo con su papel de perrito faldero de Washington.

¿Para qué le dio tiempo? No para que «se esfuerce más», sino para que no rompa el pacto de persecución a los narcos incómodos para Estados Unidos y para que siga cazando migrantes sin costo para los gringos.

Sheinbaum sabe que la relación con Trump es una cuerda floja. No es una aliada, es una subordinada. Sabe que, si en algún momento deja de entregar criminales o se atreve a ejercer verdadera soberanía, el golpe será inmediato. Por ahora, sigue «cooperando» con el lunático presidente estadounidense con la esperanza de que la dejen en paz. Pero, ¿por cuánto tiempo más?

Trump y su fetiche con la sumisión

Todos sabemos que a Trump le gusta exhibir su poder de las formas más retorcidas posibles. Lo ha hecho con empresarios, con políticos, con mandatarios internacionales. ¿Cuánto tiempo pasará antes de que Trump se jacte abiertamente de haber doblegado a Claudia?

¿Es descabellado imaginarlo jactándose de fantasías sexuales sobre ella, como lo hizo con otras mujeres a lo largo de su carrera política y empresarial?

Trump no respeta a nadie, mucho menos a una mujer que ha demostrado que prefiere ceder antes que confrontar.

¿Cuántas prórrogas más antes de la ocupación gringa?

Si Sheinbaum sigue cediendo, ¿cuándo será el momento en que Trump ya no le pida que entregue narcos, sino que le exija dejarlos cazar en territorio mexicano?

Si ya se toleró que la DEA opere en México sin supervisión real, ¿qué impedirá que soldados estadounidenses comiencen a “asesorar” operativos contra los cárteles? ¿Cuántos meses antes de que el «apoyo» se convierta en ocupación?

Sheinbaum sigue ganando tiempo, pero no para México, sino para ella misma.

El engaño de las farmacias y el colapso de los programas sociales

Pero hay una mentira aún más grande en esta historia.

El gran engaño del bienestar

Los beneficios sociales con los que compraron la elección de Sheinbaum no son eternos. La economía mexicana está al borde de la quiebra y en algún momento tendrá que anunciar lo inevitable:

No hay dinero para las pensiones.

No hay dinero para los apoyos.

No hay dinero para seguir repartiendo lo que no existe.

Así como la «superfarmacia» de AMLO fue un fracaso monumental, las Farmacias del Bienestar de Sheinbaum serán otra estafa que se vendió como salvación y terminará siendo un elefante blanco.

Las mujeres con cáncer seguirán sin medicinas. Los hospitales seguirán sin doctores. Y mientras tanto, seguirá habiendo presupuesto para festivales, para mariachis, para disfrazar la derrota con sonrisas y verbena popular.

Cuando la mentira se convierte en fiesta

Como diría el cantautor guatemalteco Ricardo Arjona en una de sus canciones: «Aquí no pasa nada, aquí no hay novedad». El problema no es que la gente celebre. El problema es que están celebrando su propia humillación.

El problema no es que Sheinbaum organice festivales. El problema es que la única forma en que puede sostener su imagen es organizando fiestas para distraer a los incautos.

«El problema no es que mientas… el problema es que te creo…»

Mientras Trump gana control sobre el país, mientras la crisis económica se agrava, mientras la salud pública se desmorona, el gobierno quiere que la gente baile.

Y mientras la gente baile, Sheinbaum seguirá entregando el país, mes con mes, prórroga tras prórroga, hasta que ya no quede nada más que entregar.


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