Luego de que tomara posesión y firmara más de 300 órdenes ejecutivas como parte de su primer día de gobierno, Donald Trump inició su programa de deportaciones; en tanto en México, la presidenta Claudia Sheinbaum reunió a su gabinete para responder a las decisiones del gobierno estadounidense, aunque en la mañanera dio a conocer que quienes sean deportados recibirán un apoyo económico, ayuda para transportarse a sus lugares de origen y para encontrar empleo, así como que serían inscritos en el IMSS.
Todo lo anterior suena bien y es parte de la reacción que la administración Sheinbaum está teniendo ante la avalancha de órdenes ejecutivas de Trump que impactarán en la economía, la migración, la seguridad y la relación bilateral.
Pero ante todo, nos debemos hacer una pregunta: ¿alcanzará el actual presupuesto para tanto apoyo?
No hay que olvidar que en el Congreso no se aprobaron dos iniciativas que dejó López Obrador como parte de su agenda que debe cumplir su sucesora, mismas que tiene que ver con elevar a rango constitucional el programa «jóvenes construyendo el futuro» y para que el incremento al salario mínimo sea superior a la inflación. La razón de esto es presupuestal, pues no alcanzan los recursos.
Asimismo, hay que tomar en cuenta que en el gobierno federal se prepara un recorte presupuestal, que incluye reducción de puestos de trabajo, precisamente por el mismo tema.
Y es que se crearon tantos programas sociales, básicamente con objetivos electorales, que el presupuesto ya no alcanza para atender a todos los beneficiarios y sin una reforma fiscal, como anunció la propia presidenta, que aumente los ingresos fiscales del gobierno, el único camino es una reducción del prespuesto en otras áreas –como se ha visto en salud o seguridad– y la contratación de deuda.
Lo anterior en un entorno negativo por las medidas que está tomando Trump, explican la devaluación del peso y una muy probable recesión que ya estamos padeciendo.
Pero para un gobierno populista que sólo toma decisiones en función de la ideología, sin considerar la realidad, es mejor hacer estos anuncios que trabajar en verdad para resolver los problemas que hacen necesarios los programas sociales.
Por supuesto que las encuestas de popularidad no podían faltar.
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