¿Recesión inminente o economía floreciente?

La Economía Mexicana: ¿Recesión Inminente o Resiliencia Oculta?

La narrativa oficial del gobierno mexicano ha pintado un panorama de estabilidad y fortaleza económica, destacando la solidez de las finanzas públicas y el aumento del empleo. Sin embargo, un análisis detallado de los indicadores económicos y las proyecciones de organismos financieros internacionales revela un escenario mucho más matizado y complejo. La pregunta persiste entre analistas, empresarios y la ciudadanía: ¿estamos al borde de una recesión o la economía realmente goza de buena salud?

El discurso oficial a menudo se centra en cifras de empleo formal y la estabilidad del peso frente al dólar. Ciertamente, el Banco de México (Banxico) ha logrado mantener la inflación dentro de un rango manejable, y la creación de empleos formales, según datos del IMSS, muestra una tendencia positiva. No obstante, estos datos no cuentan toda la historia. La economía mexicana ha enfrentado vientos en contra significativos que han mermado su crecimiento, situándolo muy por debajo de las expectativas de hace un año.

Organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han ajustado a la baja sus pronósticos de crecimiento para México en 2025. El FMI, por ejemplo, mejoró su previsión de una contracción a un modesto crecimiento del 0.2%, un avance que si bien evita el término «recesión técnica», sigue siendo un indicio de un estancamiento prolongado. Por su parte, la OCDE ha proyectado una caída del 1.3% en el PIB para 2025, un pronóstico que subraya la vulnerabilidad del país ante factores externos.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el PIB de México creció un tímido 0.16% en el primer trimestre de 2025, evitando por poco una recesión técnica tras una contracción del 0.6% en el último trimestre de 2024. Sin embargo, indicadores como el Índice Global de Actividad Económica (IGAE) muestran un estancamiento, con un crecimiento nulo en marzo de 2025. El sector primario, afectado por sequías, cayó un 8.9% en el último trimestre de 2024, y la industria manufacturera también se contrajo un 1.2%. Las exportaciones, aunque alcanzaron un récord de 617 mil millones de dólares en 2024, no logran compensar la debilidad interna, especialmente ante la amenaza de aranceles estadounidenses por narcotráfico, que podrían escalar hasta un 30%.

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Uno de los principales riesgos que pesa sobre la economía mexicana es el proteccionismo comercial. La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a productos de acero y aluminio, y la posibilidad de extenderlos a otros sectores, genera una gran incertidumbre. Aunque el gobierno mexicano ha negociado algunas tarifas preferenciales, el Banco de México ha advertido que una política arancelaria generalizada en su principal socio comercial mermaría el desempeño de la economía nacional. La dependencia de México en las exportaciones a Estados Unidos es una espada de doble filo: mientras el T-MEC ofrece cierta protección, las tensiones comerciales pueden impactar directamente la demanda externa y la inversión.

En el ámbito interno, la incertidumbre política y la consolidación fiscal también han impactado la actividad económica. A pesar de que el gobierno saliente y la administración entrante buscan proyectar confianza, las reformas judiciales han generado nerviosismo entre los inversionistas, quienes prefieren esperar para evaluar el panorama antes de comprometer capital. Este factor, sumado a un menor crecimiento del consumo y a la cautela en la inversión privada, ha contribuido a la desaceleración. El crecimiento del PIB ha sido anémico, registrando un 0.2% en el primer trimestre de 2025, un dato que, si bien es positivo, se aleja mucho de un crecimiento vigoroso.

Por otro lado, el discurso oficial destaca logros como una inflación controlada (3.69% en enero de 2025, dentro del rango meta del Banco de México) y una tasa de desempleo históricamente baja (3.7% en 2024). Sheinbaum enfatiza su “Plan México” para atraer inversión privada y fortalecer la manufactura, negando las proyecciones de recesión de organismos como la OCDE, que prevé una contracción del 1.3% en 2025. Sin embargo, las reformas judiciales y la incertidumbre por la revisión del T-MEC han mermado la confianza de los inversionistas, según analistas de Reuters y Bloomberg.

En conclusión, la economía mexicana no se encuentra en una recesión inminente en el sentido estricto del término, gracias a un crecimiento mínimo que la ha mantenido a flote. Sin embargo, tampoco goza de la robustez que pregona el discurso oficial. El país enfrenta un estancamiento significativo, impulsado por una combinación de factores externos, como el proteccionismo comercial, y desafíos internos, como la incertidumbre política y la desaceleración del consumo e inversión. El análisis imparcial muestra que la resiliencia de la economía mexicana es un hecho, pero está siendo sometida a una prueba de fuego, y el camino a seguir requerirá de una estrategia económica sólida y mensajes claros para disipar la incertidumbre.

México no está en recesión técnica, pero la economía muestra claros signos de estancamiento. La dependencia de Estados Unidos, la debilidad en sectores clave y la incertidumbre política sugieren un riesgo real de recesión en 2025, a pesar del optimismo oficial. La clave estará en cómo el gobierno navegue las tensiones comerciales y restaure la confianza.


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