Trump acaba de cometer un error que no tiene regreso ¡agredir al prestigiado mundialmente New York Times (NYT)! Hasta dijo que va a desaparecer, a quebrar. Pues no. es más fácil que Donald Trump desaparezca del foro político, una vez derrotado en noviembre, a que desaparezca el NYT. Por supuesto que ve al NYT como su enemigo por notas adversas que ha publicado, pero agredirlo no es la solución. También arremetió por lo mismo contra la CNN, como antes había atacado al Washington Post (WP).
Trump atacó a la prensa en general diciendo que “No compito contra Hillary Clinton. ¡Yo compito contra los medios corruptos!”. Y eso que está en plena campaña presidencial. Así le va a ir, pues no distinguió su visión de prensa corrupta con la “honesta”.
Los políticos no han aprendido que no deben declararle la guerra a los medios de comunicación. Siempre perderán, a menos que en una dictadura puedan sacarlos de circulación, y entonces también perderán, por las represalias internacionales en pro de la libertad de prensa. En la política, los medios de comunicación son como los burócratas de base, ven llegar e irse sus jefes y ellos siguen allí, en general y con paciencia, hasta jubilarse.
Vicente Fox tuvo un enemigo, que lo sigue siendo por ser vocero de la llamada izquierda mexicana, en la Revista Proceso. Por supuesto que Proceso lo trataba muy mal (y no era el único), pero cuando en vez de buscar alguna forma de convivencia pacífica lo tachó con gran desdén de “revistucha”, sólo consiguió que Proceso arreciara su furia contra él. Peor aun cuando dijo que ya no leía periódicos por lo que publicaban.
Lo mismo ha hecho el gobernador “independiente” de Nuevo León, El Bronco Jaime Rodríguez, agredir a los medios, en especial a la televisión y diciendo que no les daría un solo centavo. Y luego se queja de que o lo ignoran o lo atacan. Se lo ganó a pulso. Una cosa es que decidiera desde su campaña que ya no pagaría publicidad en la televisión y otra cosa es que lo dijera con vituperios.
No se trata de darle la razón a los medios que atacan sistemáticamente a algunos políticos, sino que es una estrategia equivocada. No hay duda que la prensa y otros medios están acostumbrados a recibir dinero de los políticos, y de varias formas. Puede ser como publicidad pagada de la obra pública de gobierno, como inserciones y desplegados, y como publicidad directa de empresas e instituciones gubernamentales. Pero también se pagan espacios de noticias, lo cual es ilegal y se hace. También se pagan dineros por lo que no quieren que se publique, sea como soborno o como respuesta a chantajes, los famosos “cochupos”, “chayotes” o “embutes”.
Un político sagaz puede llevarla bien con los medios aunque no los soborne. Si se trata de medios que están alineados o son voceros informales de los enemigos políticos, no hablarán bien del político, pero al menos no arreciarán sus ataques por venganza. Aún los medios adversos a un gobernante, pueden publicar notas digamos neutrales sobre actos de gobierno cuando no les declara la guerra.
Por supuesto que hay esos medios de comunicación fieles a los adversarios políticos, cuyas costumbres son atacar sistemáticamente a sus oponentes, sobre todo si no los favorecen financieramente con publicidad o con sobornos. Pero agredirlos porque los critican acerbamente es echar mucha más leña a la lumbre. Error elemental.
Sabemos cuál es el extremo de atacar a la prensa: matar periodistas. Quienes lo hacen no aprenden que con eso no se acaban las acusaciones contra ellos, solamente las llevan al extremo. Siempre es evidente el por qué son asesinados. Callan una voz, entierran una pluma, pero muchas más están allí para decir lo mismo, amén de señalarlos como asesinos.
Algunos políticos se creen Cristo: “Si no estás conmigo, estás contra mí”. La prensa que no los alaba, la que hace críticas documentadas contra ellos, la que los ignora… ya por eso son “enemigos”, son ¡corruptos! Este es el caso de Trump.
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