Miren nomás, la bomba que soltó la periodista Leticia Robles de la Rosa en Excélsior: la Mesa Directiva y la Junta de Coordinación Política del Senado cuestan 7.1 millones de pesos al mes. Sí, leyeron bien, siete punto uno millones cada treinta días, para los 21 integrantes de esos órganos de gobierno. El dinero va a asesores, «gastos inherentes al cargo» y quién sabe cuántas cositas más que no detallan mucho.
Esto no es nuevo, eh. Versiones que circulan en redes sociales desde hace rato hablan de que estos apoyos extras siempre han existido, pero ahora con la mayoría morenista parecen haber subido. Hay usuarios que comentan que en legislaturas pasadas, con PRI o PAN al mando, también había bolsitas gordas para presidencia y vicepresidencias, llegando casi al millón por cabeza, incluyendo 140 mil para «gastos inherentes». Pero ojo, esto es lo que se dice en comentarios y posts, no todo está confirmado al cien.
En X, la nota de Leticia ya anda rodando y la gente no se calla. Unos furiosos dicen que mientras el pueblo aprieta el cinturón, los de arriba se dan vida con asesores fantasmas o viáticos de lujo. Otros defienden que es necesario para que funcione el Senado, que los líderes necesitan equipo para negociar leyes. Hay quien rumorea que parte de ese dinero se usa para «disciplinar» votos o premiar lealtades dentro de las bancadas, aunque eso son puras sospechas de tuiteros anónimos, nada comprobado.
También circulan comentarios sarcásticos: «Con 7 millones al mes, ¿para qué quieren austeridad republicana?» o «Mejor que me den a mí un pedacito pa’ la gasolina». Y no faltan los que recuerdan casos viejos, como cuando senadores gastaban millones en snacks para reuniones o viajes internacionales que parecían vacaciones pagadas.
Lo chistoso –o triste– es que Adán Augusto López, el jefe de la Jucopo, maneja presupuestos millonarios a discreción, según trascendidos de prensa. Pero repito, mucho de esto son versiones que vuelan en redes: unos lo ven como privilegio excesivo, otros como herramienta indispensable. Al final, el Senado dice que todo es transparente, pero los detalles finos brillan por su ausencia.
En fin, carnales, mientras nosotros contamos los pesos para el camión, arriba siguen con sus «gastos inherentes». ¿Seguirá subiendo la cifra o alguien pondrá freno? Por lo pronto, las redes hierven con indignación y memes. Habrá que estar atentos, porque estos rumores no paran.





































