En el análisis reciente publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), seha revelado que el Producto Interno Bruto (PIB) de México experimentó una contracción del 0.3% tanto trimestral como anual durante el tercer trimestre de 2025. Este es un indicativo alarmante sobre la salud económica del país, especialmente en un contexto donde la recuperación económica tras la pandemia aún es frágil y se enfrenta a múltiples desafíos.
Esta caída del PIB no solo refleja un estancamiento, sino una cierta regresión en la actividad económica. Para entender este fenómeno, es vital desglosar los componentes del PIB y las diferentes actividades económicas que lo conforman. La Estimación Oportuna del PIB Trimestral revela que las actividades secundarias, que incluyen la industria manufacturera, disminuyeron un 1.5% trimestral y un 2.9% anual. Estos datos apuntan a un debilitamiento significativo en el sector industrial, un pilar clave de la economía mexicana.
Por otro lado, las actividades terciarias, que abarcan los servicios, tuvieron un modesto crecimiento del 0.1% trimestral y un 0.9% anual, mientras que las actividades primarias, relacionadas con el sector agropecuario, mostraron un crecimiento notable del 3.2% respecto al trimestre anterior y un 3.0% anual. Sin embargo, la brecha de crecimiento despierta preocupaciones sobre la sostenibilidad de esta tendencia, ya que un crecimiento robusto en agricultura no necesariamente implica una recuperación saludable en otros sectores.
El hecho de que el PIB haya caído en un contexto donde se esperaban señales de recuperación indica que el consumo interno y la inversión empresarial han sido insuficientes para contrarrestar los efectos de la desaceleración. Las proyecciones para el crecimiento futuro son inciertas. El regreso a las cifras positivas del PIB dependerá de políticas efectivas que impulsen la inversión, mejoren la confianza del consumidor y diversifiquen la economía.
De acuerdo a la economista Gabriela Siller Pagaza, directora de Análisis Económico en Grupo Financiero BASE, «Cuando mucho, el PIB de México crecerá este año 0.69%»
Otro factor a considerar son las condiciones macroeconómicas internacionales. La probable desaceleración en las economías más grandes del mundo, así como las tensiones geopolíticas y el incremento de las tasas de interés por parte de los bancos centrales, están contribuyendo a la incertidumbre en la inversión extranjera y el comercio. Esto se traduce en una disminución de la demanda, que a su vez repercute en el consumo y la producción nacional.
Adicionalmente, las noticias sobre el PIB son un recordatorio importante sobre la importancia de las reformas estructurales que México necesita para diversificar su economía y reducir su dependencia de ciertos sectores. Sin una inversión sostenida en infraestructura, educación y tecnología, las posibilidades de recuperarse de este retroceso económico serán limitadas.
El informe de INEGI también resalta la importancia de seguir conduciendo la economía mexicana bajo principios sólidos de modernización y eficiencia. Esto no solo implica realizar reformas económicas, sino también fomentar la inclusión social y la sostenibilidad ambiental. La calidad de crecimiento es igual de importante que la cantidad, y un crecimiento que no sea inclusivo podría crear una tensión socioeconómica que amenazaría la estabilidad del país a largo plazo.
A medida que se acercan las siguientes elecciones y el debate sobre políticas públicas continúa, es imperativo que los líderes políticos y empresariales consideren este descenso en el PIB como una llamada a la acción. La economía mexicana necesita más que análisis superficiales; requiere una estrategia integral que contemple todos los aspectos de la actividad económica y que esté alineada con las necesidades de la población.
En conclusión, el retroceso del 0.3% en el PIB mexicano es una señal clara de que la economía está enfrentando desafíos significativos. Abrir espacios al diálogo sobre cómo enfrentar estas problemáticas podría significar la diferencia entre una recuperación fluida o un estancamiento perjudicial. La economía de hoy necesita ser el foco de atención de un liderazgo estratégico que garantice estabilidad y crecimiento a largo plazo.
