Mentes perversas sumadas a lenguas viperinas, que deturpan al más generoso Mesías tropical que haya florecido en nuestros trópicos de Capricornio, el día de hoy ejemplificaban con la señera referencia de los burros manaderos la terca realidad del de Macuspana.
Los burros manaderos en generosos efluvios de su pubertad, se distinguen por su capacidad de soportar toda clase de agravios de las yeguas que atosigan.
No hay golpe, coz o mordida que desaliente sus incontrolables apetitos amatorios por los que se engendran mulas tan necesarias en las geografías accidentadas de nuestros campos…
Se afirma entonces que 18 años de indoblegables impulsos en pos de la silla presidencial (la banda ya la alcanzó) ameritan que se le considere como un logrado y ejemplar burro manadero.
Creo que es una consideración injusta y ofensiva para nuestro imponderable Mesías tropical.
Si tratamos de política y de ganadería hay otro ejemplar de equino muy singular que juega relevante papel en los criaderos de caballos finos: los chaflanes. Nombre que se aplica en albañilería a los zoclos que no rematan en ángulo recto sino acanalados porque no retienen mugre ni agua, nombre que se origina en el equino al que aludimos, el chaflán, que juega un papel harto ingrato en los criaderos de caballos: lo tienen ahí sin que de ni el largo ni el ancho sólo para excitar a las yeguas recibiendo coces, mordidas y golpes en su intento.
Y cuando las yeguas ya quedan dispuestas, cumplida su función el chaflán es hecho a un lado para que entre el semental a cumplir su función sin recibir ningún maltrato…
A mi me parece que resulta ofensivo para los burros manaderos que los comparen con AMLO quien con todo lo meritorio y único de su función pública en todo lo que ha hecho y dicho más resulta chaflán… ¡¡y no porque sea propiamente un zoclo!!
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