Luis H. Alvarez: pacto por México con Salinas en 1988

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Luego de haber tomado casi por asalto el PAN para transformarlo de oposición leal en oposición por la alternancia y de entronizar en el partido a los bárbaros del norte de la derecha económica, Luis H. Alvarez realizó en 1988 un pacto secreto con Carlos Salinas de Gortari para reconocer el resultado electoral del 6 de julio de 1988 que Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Ibarra y el candidato panista Manuel J. Clouthier habían tachado de fraude.

La historia política de Alvarez, una figura emblemática en el PAN y fallecido el miércoles a los 94 años de edad, tiene sus altibajos: la coherencia política pero también el proyecto conservador en los ochenta que unió al PAN con los empresarios, los obispos del norte y el embajador de los Estados Unidos John Gavin para buscar la alternancia en la presidencia.

En 1988 el PAN, declaró Alvarez en una charla captaba y grabada por el entonces reportero de Excelsior Roberto Vizcaíno, (N.E. Ver artículo original de Vizcaino al final de este artículo) negoció en lo oscurito con Manuel Camacho Solís como el principal operador político de Salinas de Gortari: el fraude electoral había sido inocultable, el PAN criticó el papel de Manuel Bartlett como el operador de la irregularidades en la presencia de 1988 igual a las que hizo en la elección de gobernador en Chihuahua en 1996.

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Para llegar a acuerdos con Salinas de Gortari en lo que se puede caracterizar como el primer pacto por Mexico del PAN con el PRI en el poder, Alvarez abandonó los acuerdos con Cárdenas, Rosario Ibarra y dejó sin apoyo a Clouthier en su lucha por desconocer los resultados oficiales. El argumento de Alvarez fue el de la “legitimación secundaria” de Salinas en el poder. El pacto permitió que el PAN votara a favor de las elecciones en el colegio electoral del congreso, en medio de quejas, pruebas y boletas resguardadas por personal militar en el Palacio Legislativo y luego quemadas en 1991 por acuerdo de Camacho Solís, Salinas y el jefe panista Diego Fernández de Cevallos ya para entonces aliado salinista.

En esa plática con reporteros Alvarez dijo que no había pruebas de que Cárdenas hubiese ganado las elecciones, salvo un par de encuestas. Además, agregó, el PAN tenía pruebas de que Cárdenas había sido aliado del PRI y de Salinas para quitarle votos al PAN en Baja California, Michoacán y Veracruz.

La disputa por el poder en el PAN se dio entre históricos y neopanistas empresariales. En 1973 arribó a la presidencia del PAN el abogado empresarial de grupos de Monterrey José Angel Conchello y ahí el PAN comenzó a abandonar su papel estabilizador leal. En 1984 el PAN avanzó en espacios municipales por concesión del presidente Miguel de la Madrid a cambio del voto del PAN a los programas de austeridad. Y de 1985 a 1987 el embajador Gavin armó la santa alianza PAN-empresarios-Iglesia-EE.UU.

En 1993 Alvarez se quejó del incumplimiento de compromisos por parte de Salinas de Gortari, pero ya era demasiado tarde: el PAN estaba atado a las negociaciones secretas. La candidatura presidencial del PAN en 1994, la del jefe Fernández de Cevallos, se dio en acuerdo con Salinas de Gortari para beneficiar a Ernesto Zedillo con el argumento de que el PAN no podría administrar el colapso de 1994.

Al final, Alvarez no contribuyó a la transición mexicana a la democracia sino que sirvió para entronizar a Salinas y el salinismo en 1988 y en 1994.

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Política para dummies: La política es, siguiendo a Hobbes, la guerra de todos contra todos.

Sólo para sus ojos:

  • Noticias del imperio: en encuestas Donald Trump está arriba que la tendencia de Hillary Clinton. Y la guerra sucia ya se desató: ante los ataques contra Trump por su relación con mujeres, Trump contestó diciendo que Bill Clinton es un violador.
  • Crisis en el PRD porque su presidente Agustín Basave estuvo en España un par de días presentando un libro. Le hacen la camita a Basave para quitarlo después de las elecciones del 5 de junio, si no es que él tira el arpan y se va sin que lo echen.
  • El desdén oficial hacia la CNTE se puede pagar caro; los maestros disidentes andan en busca de represiones, no de acuerdos. Y el apoyo de López Obrador los fortaleció.
  • La lucha por doce gubernaturas entró en sus dos semanas decisivas: todo puede cambiar, para bien o para mal; y hay el riesgo de anular cuando menos siete procesos, lo que sentaría un mal precedente.

 

@carlosramirezh

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AN Apoyó al Gobierno en 88 Para Calmar la Situación Social: LHA

ROBERTO VIZCAÍNO, 22 de enero de 1993, Excelsior. Luis H. Alvarez confesó ayer que luego de las conflictivas elecciones presidenciales de julio de 1988, el PAN abandonó la alianza de inconformidad que inició y mantuvo entonces con Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Ibarra de Piedra y se decidió a legitimar y apoyar al gobierno de Carlos Salinas, porque de persistir en la demanda de anular las elecciones y la realización de otros comicios, hubiera significado el rompimiento del orden constitucional y el caos social en México.

A unas cuantas semanas de abandonar la cúpula nacional de su partido, Alvarez aceptó que convino con Manuel Camacho Solís —quien en aquel entonces era el principal negociador político de Salinas—, y con el propio Presidente electo, que el apoyo del PAN se daría a cambio de la promesa de una transición a la democracia, «la cual no se ha dado».

El controvertido líder nacional panista, acompañado por la secretaria general Cecilia Romero, dijo que muchas de las críticas a su gestión frente al PAN, se originan en desconocimiento de muchos acontecimientos derivados de aquellas elecciones.

En conversación relajada, amigable, con un grupo de reporteros, efectuada luego de la tradicional conferencia semanal que se realiza en el salón de actos de la sede nacional del PAN, Alvarez dio a conocer parte del contenido de sus encuentros con el Presidente Salinas, quien —recordó Alvarez— un día después de haber tomado posesión le pidió tiempo para hacer cambios.

Poco antes había concluido la conferencia de prensa donde varios reporteros lo interrogaron acerca de su futuro, de si había llevado al PAN a extremos como según lo afirman algunos de los propios panistas, de si había acercado en demasía a su partido al gobierno y otras cuestiones en este sentido.

El tema siguió durante la conversación en la que se descartó además como posible candidato panista a la presidencia de la República en la próxima contienda del 94. Luego se volvió al tema inicial: ¿Por qué en 1988 el PAN decidió abandonar su alianza con Cárdenas y Rosario y de hecho legitimar el controvertido ascenso al poder de Salmas de Gortari?

Recordó entonces los hechos. El ámbito en que se desenvolvieron los acontecimientos.

Recuerden ustedes que la alianza fue idea nuestra, propuesta nuestra. Fue en mi despacho donde redactamos el documento que luego firmaron Cárdenas, la señora Rosario Ibarra y Clouthier. Ahí estuvieron ellos en mi despacho» dijo.

Comentaría luego que Cárdenas no quería ir a la alianza que luego trató de aprovechar para proclamarse como vencedor.

«Pero la verdad es que era humanamente imposible saber quién había tenido la mayoría de los votos… es probable que Salinas, es probable. ¡Pero nada más eso!.

«Nosotros hicimos luego dos encuestas: una colocaba en primer lugar al PRI y después a nosotros por muy escaso margen y en tercer lugar al PRD, que entonces se llamaba Frente Democrático Nacional. En la otra se ponía en primer lugar a Cárdenas, luego a Clouthier y después a Salinas… lo cierto es que estaba muy cerrada la votación.

«Aquí —señala con vehemencia a sus oficinas en la sede nacional panista—, estuvieron entonces Arnoldo Martínez Verdugo y otros y nos dijeron: «Nosotros tenemos información de que a Clouthier le quitaron un millón y medio de votos en Gobernación»

«¡Nosotros ya lo sabíamos!… estaban muy niveladas las fuerzas, entonces nosotros no    podíamos aceptar que se proclamara Cárdenas. Nosotros dijimos: «¡No!, que se convoque a un nuevo proceso electoral». Eso fue lo que nosotros sostuvimos… esa era la postura correcta.

—¿Y por qué no se legitimó a Cárdenas? —le insistió.

—Porque no teníamos la seguridad de que él hubiera ganado., ahora, aquí entre nos, en una ocasión nos llegaron elementos de Veracruz y nos informaron de cómo se ayudó a Cárdenas en Baja California, en Michoacán y en Veracruz. El recibió votos producto de la alquimia. ¿Por qué creen ustedes que quitaron a los gobernadores de Baja California, de Michoacán y de otros lados?, ¿Por qué quitaron a La Quina?… porque ayudaron a Cárdenas con votos de burócratas y de petroleros, de ahí se sirvieron. ¿Por qué creen que el amigo de Ceci —y señaló a Cecilia Romero que llegaba en esos momentos a la conversación—, Porfirio (Muñoz Ledo) no quiso que se abrieran los paquetes (en la votación para senador)..?

—Oiga Don Luis, ¿por qué no se dijo esto antes? —se le preguntó.

—Si estábamos luchando juntos, ¿por qué ibamos a exhibir a Cárdenas públicamente? —respondió.

—¿Cuál debió entonces ser el camino?

—Que se invalidaran las elecciones…

—¿Y el gobierno qué propuso?

—Adquirió el compromiso de llevar a cabo una transición democrática, cosa que no ha hecho… aunque yo creo que sí tenemos que reconocer que hubo un cambio de actitud inicial, ¿por qué cuantas veces habíamos triunfado siempre se nos desconoció… sobre todo a los del PAN?

—¿Quién hizo el compromiso? ¿Directamente Salinas, De la Madrid o Bartlett… o Camacho? —se le interrogó.

—Camacho era el principal conducto en aquel entonces.

—¿Era un hombre más abierto que ahora?

—Yo creo que sí. Ustedes recordarán que un día antes de la toma de posesión de Salinas hicimos una crítica a la integración de su equipo. Expusimos públicamente nuestras objeciones respecto de cuatro de los miembros del gabinete, concretamente hablamos de (Fernando) Gutiérrez Barrios. de (Manuel) Bartlett, de (Víctor) Cervera y de (Jorge) de la Vega.

«Nosotros dijimos también que al día siguiente (de la toma de posesión presidencial) nos íbamos a ver con Salinas. Ya ahí (en el encuentro anunciado), luego de que hablamos —él llevó al presidente del Senado, al presidente de la Cámara (de diputados) a (Manuel) Camacho Solís, ahí estaban todos ellos. Por nuestra parte fuimos Abel (Vicencio Tovar), Batiz, Diego (Fernández de Cevallos), Carlos Castillo Peraza y no me acuerdo quién más—, ya cuando terminó la reunión formal, el Presidente Salinas me dijo: «Yo quisiera hablar con usted a solas». Yo le dije: «No tengo inconveniente» y me llevé a Abel. Entonces me preguntó que por qué habíamos hecho ese señalamiento tan directo contra cuatro integrantes del gabinete. Yo le dije: Cómo no, le explico por qué:

«A Gutiérrez Barrios porque viene precedido de una fama de golpeador. Sí, de modales suaves, muy correctos, pero muy duro. Y sin duda su designación tiene dedicatoria». (Salinas respondería) «Sí, tiene dedicatoria, nada más den tiempo para ver cuál es la misión de este hombre»… y luego vino lo de La Quina y la remoción de los gobernadores.

«¿Y Bartlett» (preguntó Salinas). «Bueno (le respondió Alvarez), y no es por que yo sea de Chihuahua, pero en Chihuahua sabemos quién es Bartlett, ¡Ahí están los hechos del (fraude electoral en) 86!…¿Y a este lo pone usted… este es el ejemplo para la niñez, la juventud de México? ¿Bartlett en la Secretaría de Educación?». (Salinas se defendería supuestamente así) «Lo que no saben ustedes, es que (Carlos) Jonguitud me pidió la cartera y yo necesito ahí alquien capaz de… (y Alvarez hace una señal de cortarse la garganta para subrayar la respuesta del Presidente)».

El relato sigue y en él el líder nacional del PAN, que ha sido protagonista de excepción de las alianzas al más alto nivel del poder en estos últimos cuatro años, que la misma pregunta la hizo Salinas respecto de De la Vega, a quien los panistas consideran un político y no un técnico agrícola y que por lo tanto iba a manejar mal las cuestiones de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos.

Según la versión de Alvarez, Salinas salió al paso de las quejas panistas y dijo:

«Mire, yo nada más le pido que me den tiempo. Yo estoy muy consciente de lo que el país vive. De la necesidad de instrumentar cambios».

«Así fue (la conversación)… y, bueno, algunas cosas se han conseguido. Yo creo que ustedes estarán de acuerdo que era difícil predecir que se iban a realizar los cambios constitucionales al tercero, al quinto, al veintisiete y al ciento treinta».

—¿Entonces fue preferible apoyar a Salinas? -le insistió.

—Hablamos siempre de una legitimidad  secundaria, en el ejercicio (del poder).

Luego acepta que la situación hubiera sido el caos,

—¿Se negoció directamente con Salinas? — se le repreguntó.

—El reiteradamente me ha dicho: «No tienen ustedes idea de las presiones y de las resistencias a las que me enfrento»… Yo creo que hay presiones y resistencias evidentes, ¡A aaah!, pero no menos evidente es la fuerza del Presidente (de la República) un Presidente que se decide a hacer las cosas, sin duda que las hace!.

—¿Entonces es malo para aquel que cede a las presiones? —interrogó el reportero.

—¡Claro!… y se lo hemos dicho a él —concluyó.

 


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