Los Aranceles de Trump: ¿Realidad Económica o Narrativa Política?

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El resurgimiento del debate sobre los aranceles propuestos por Donald Trump ha generado un análisis profundo sobre su verdadera naturaleza: ¿son medidas económicas con un impacto tangible o, como sugiere la analista financiera Gabriela Siller, se están convirtiendo en un mero instrumento de narrativa política? Esta cuestión invita a examinar la intersección entre la economía y la política, y cómo las decisiones de política comercial pueden ser moldeadas tanto por objetivos económicos genuinos como por estrategias discursivas.

El análisis político, como subdisciplina de las ciencias sociales, busca precisamente desentrañar la complejidad de estos fenómenos, diferenciando entre la opinión cotidiana y una evaluación metodológicamente rigurosa. En este contexto, la postura de Gabriela Siller, directora de análisis económico en Grupo Financiero Base, cobra especial relevancia. Siller ha señalado consistentemente que, si bien los aranceles tienen el potencial de generar distorsiones económicas, la forma en que se anuncian y se perciben podría estar más ligada a una estrategia de comunicación política que a una implementación económica estricta.

Históricamente, la aplicación de aranceles se ha justificado bajo la premisa de proteger industrias nacionales, fomentar la producción interna y equilibrar balanzas comerciales. Sin embargo, la experiencia con los aranceles de Trump en su anterior administración mostró un panorama más matizado. Si bien hubo sectores afectados y ciertas reconfiguraciones en las cadenas de suministro, el impacto general en la economía estadounidense y global fue objeto de considerable debate. Economistas y expertos en comercio señalaron que los aranceles, en muchos casos, se traducían en mayores costos para los consumidores y las empresas estadounidenses, al tener que pagar más por bienes importados o insumos para su producción.

La perspectiva de Siller, al calificar los aranceles como una posible «narrativa política», sugiere que el principal objetivo de estas declaraciones podría ser galvanizar una base electoral, proyectar una imagen de fuerza y negociar desde una posición de aparente intransigencia. En el ámbito de la política, las percepciones y los discursos pueden ser tan poderosos como las políticas implementadas. Un anuncio de aranceles, incluso si su aplicación es incierta o su impacto económico se diluye, puede servir como una declaración de principios o una herramienta de presión en negociaciones internacionales.

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El «new institutionalism» en la ciencia política, como lo abordan March y Olsen (1984), nos recuerda que las instituciones y las prácticas políticas no son meramente racionales, sino que están imbuidas de símbolos, normas y rutinas. Desde esta óptica, los aranceles de Trump podrían ser vistos no solo como una política económica, sino como un elemento de una estrategia política más amplia que busca redefinir las relaciones comerciales internacionales bajo una retórica de «América Primero». Esta retórica apela a un sentimiento nacionalista y a la promesa de recuperar el poder económico, resonando con sectores de la población que perciben un declive en la industria manufacturera y una pérdida de empleos.

Además, el concepto de «despolitización» de ciertos asuntos, como lo han explorado teóricos como Slavoj Zizek (2007) o Chantal Mouffe (2007, 2009), nos ayuda a entender cómo la economía, a menudo presentada como un ámbito puramente técnico y apolítico, puede ser, de hecho, un terreno fértil para la confrontación política. Al enmarcar los aranceles como una lucha contra prácticas comerciales «injustas» o como una defensa de la soberanía nacional, se re-politiza un tema que de otro modo podría ser visto solo desde una óptica de eficiencia económica.

La aplicación de métodos y técnicas de análisis político es crucial para desentrañar estas dinámicas. Un análisis de coyuntura, como se describe en la guía de CEAAL, permitiría evaluar los factores que influyen en el momento actual, incluyendo las declaraciones políticas y las reacciones del mercado. Un estudio de casos, comparando los efectos de los aranceles en diferentes sectores o con políticas comerciales de otras administraciones, ofrecería una visión más clara de su impacto real. Asimismo, el análisis del discurso político, como se sugiere en el documento «Una propuesta desde la teoría del discurso y la hegemonía» de Íñigo Errejón Galván, sería fundamental para comprender cómo las palabras y las narrativas construyen la realidad política y económica.

En este sentido, la posible «narrativa política» de los aranceles de Trump no excluye que puedan tener efectos económicos, pero sugiere que su principal función podría ser la de un instrumento retórico. La amenaza de aranceles, o su aplicación simbólica en ciertos sectores, puede generar incertidumbre en los mercados, influir en las decisiones de inversión y consumo, y obligar a otros países a sentarse a la mesa de negociación. Sin embargo, la persistencia en el tiempo de estas medidas y su impacto a gran escala dependerían de una implementación sostenida y de una aceptación por parte de los actores económicos, que en ocasiones se ha visto limitada.

En resumen, la observación de Gabriela Siller sobre los aranceles de Trump como una posible «narrativa política» subraya la importancia de ir más allá de la superficie de las declaraciones. Un análisis político exhaustivo requiere considerar no solo los objetivos económicos explícitos, sino también las intenciones políticas subyacentes, las dinámicas de poder, la construcción de discursos y el impacto de las percepciones en la toma de decisiones. Los aranceles, en este contexto, se convierten en un campo de batalla donde la economía y la política se entrelazan de manera compleja, y donde la narrativa puede ser tan influyente como la política misma.


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