El próximo 8 de junio, el primer ministro de la India, Narendra Modi, nos hará una visita relámpago de unas cuantas horas. Apenas tendrá tiempo para saludar al presidente Peña Nieto y cenar esa misma noche antes de regresar a Nueva Delhi. La visita se convino en marzo pasado con la canciller Claudia Ruiz Massieu, quien viajó a Nueva Delhi para confirmar la continuación en México del diálogo que los dos jefes de gobierno iniciaron durante la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2015.
Mucho han cambiado los tiempos desde que en 1950 se iniciaron las relaciones de México con la recién independizada nación hindostánica.
La India tenía entonces 375 millones de habitantes y nosotros 25. El primer ministro Jawaharlal Nehru apoyaba con entusiasmo el Movimiento de los No Alineados y el presidente López Mateos desarrollaba una activa política de amistad con todos los pueblos.
Ahora con poblaciones considerablemente mayores, la India con mil 200 millones y nosotros con 112, el exiguo intercambio comercial de seis mil 395 millones de dólares en 2014 no corresponde a la importancia que cada país ocupa en el mundo ni a los numerosos momentos en que hemos trabajado en esfuerzos comunes. Ahora nos es urgente acelerar el desarrollo socioeconómico abriéndonos paso mediante la cooperación frecuente al través de las incertidumbres internacionales actuales.
Para lo anterior, la renovación del mando en la India es significativa. Tras una exitosa administración en Gujarat, su estado natal, Narendra Modi fue electo primer ministro en 2014. El apoyo del empresariado fue definitivo y Modi prometió erradicar la corrupción, alcanzar un crecimiento del 10% anual del PIB dinamizando la economía y revisando paradigmas en las relaciones exteriores en estos tiempos de acuerdos y alianzas internacionales de todo tipo. Su gobierno ha comunicado su intención de actualizar los tratados comerciales y de inversión en vigor para incorporarlos a esquemas más allá de las meramente bilaterales.
Los viajes que el nuevo gobernante ha realizado a países vecinos tan cruciales como Paquistán y China dejan clara su intención de limar viejas asperezas para avanzar a nuevas etapas de convivencia regional. En cuanto a la asociación del sureste asiático, ASEAN, la negociación ahí de un gran bloque regional económico, RECEP, que incluiría a China y desde luego a la India, es una apuesta que, de realizarse, resultaría un evento tan importante como el TPP que Washington desea cerrar este año.
El señor Modi ha visitado a varios de sus colegas en Europa, pero aún falta definir sus prioridades en sus relaciones con América Latina, donde China se le ha adelantado cultivando contactos e invirtiendo sumas importantes de dinero en asegurar abastecimientos de materias primas y en instalaciones de alto valor logístico para proyectos de expansión mundial. Las incógnitas que envuelven los acontecimientos actuales en Venezuela, Brasil, Cuba y Argentina contrastan con la estabilidad política mexicana haciendo de nuestro país un referente para los planes de la India en nuestro continente.
A nuestra vez, la India representa para México posibilidad de articular nuestra acción concertada en Asia en temas de cooperación internacional, la contribución a misiones de paz, programas de alivio a la pobreza, intercambios científicos y tecnológicos en materia ambiental y de experiencias en el control de la contaminación en grandes ciudades, el manejo de los recursos acuáticos y zonas desérticas, opciones de energías alternativas como la solar, promociones culturales y de turismo. El intercambio de estudiantes y posgraduados formará parte de estos esquemas.
En lo económico el ambicioso programa “Make in India” que Modi lanzó para insertar al país en la cadena global de suministros industriales puede articularse la promoción que aquí hacemos de “cadenas de valor” para unidos desarrollar mercados.
Hay muchos detalles en la relación México-India que no se tocarán en esta breve estancia del primer ministro Modi, pero ya está programada una visita, oficial, a principios de 2017 para ahondar y formalizar entendimientos. La India es pieza invaluable para integrar nuestra propia visión de Asia en un escenario internacional donde lo global confunde.
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