El cilindro rojo que representa las papeletas recibidas por Nicolás Maduro deja en nada al azul de los apoyos que ha recabado Henrique Capriles
El gobierno Venezolano en su desesperada intención de hacer parecer ante el pueblo venezolano que su aparente triunfo fue aplastante le lleva a usar técnicas por demás ridículas como la que se muestra en la imagen, en donde graficamente se trata de minimizar al máximo la gran cercanía que existe en los resultados de la elección.
Mientras que el hombre que habla con "pagariticos chiquiticos" que le tiran las palabras del ex mandatario Chávez que dicta desde ultratumba, logro conquistar el 50.66% de los votos, pese al uso indiscriminado de toda la fuerza del Estado, su oponente Henrique Capriles hasta el momento llevaba computados el 49.7% de la votación a pesar de que ha enfrentado amenazas y hostigamiento por parte de las ordas del chavismo mas reaccionario, tenemos que es un empate técnico el resultado hasta el momento, donde la diferencia es de 1.59%.
El chavismo y su nuevo líder el Dr. Dolittle Maduro se apresuran en aparentar algo que no pueden ocultar, el triunfo del Dr. Dolittle Maduro es muy cuestionable desde cualquier punto de vista, y sobre todo por las burdas estrategias de minimización que tratan de imponer para legitimar su cuestionable triunfo y proceder.
La oficialista Venezolana de Televisión cacaraquea el triunfo «Ganó el hijo de Chávez: Nicolás Maduro es el presidente electo de Venezuela».
La chavista Tibisay Lucena que es la Presidenta del Poder Electoral en un acto de soberbia y prepotencia declara que con el 99.12% de los votos ya computados Nicolás Maduro habría logrado 7.505.338 votos, y Henrique Capriles 7.270.403.y que el Poder Electoral no da «resultados cuando no son irreversibles». Denuncie lo que denuncie la oposición.
Henrique Capriles no ha reconocido la victoria de Nicolás Maduro en estas elecciones y ha exigido el recuento de «cada voto». El observador internacional Agustín Díaz de Mera asegura por su parte que los comicios no se ajustaron a los «estándares internacionales democráticos».
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