La jeringa vacía

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Frase: El video donde se ve a una enfermera simular que inyecta a un adulto mayor lo dice todo. Nadie la molesta ni la presiona como alegaron en su defensa los voceros del Seguro Social.

Le cayeron en la mentira. Por eso salió desesperado a decir que se trató de un montaje. Por eso utilizó el caso Florence Cassez para desviar la atención, echar la culpa a otros y tratar de ocultar un delito que puede condenar a muerte al país y a su población. La jeringa vacía, la vacuna que nunca fue, hirió de gravedad la credibilidad de la 4T.

El video donde se ve a una enfermera simular que inyecta a un adulto mayor lo dice todo. Nadie la molesta ni la presiona como alegaron en su defensa los voceros del Seguro Social. Por el contrario, le habla dicharacheramente al paciente para que no se de cuenta del atraco. La enfermera, por cierto, lleva en las mangas del uniforme unas franjas color guinda que la identifica con el partido Morena.

La imagen se hizo viral y abrió una enorme grieta en la confianza que, hasta ese día, muchos tenían en el régimen. Las preguntas y las dudas brotaron por todas partes: ¿me vacunaron? ¿me pusieron agua? ¿cómo puedo saber si en verdad me inyectaron la sustancia? El atropello a los derechos de un ciudadano común y corriente puso al descubierto la falta de ética en la vacunación.

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La jeringa vacía representa un quiebre en la solvencia moral del sexenio obradorista. Los propagandistas oficiales habían logrado que la vacuna contra el Covid-19 fuera vista como un regalo del mesías a los mexicanos y ahora resulta que pueden estar formándose en la cola para recibir aire.   Para ser simples marionetas de un proyecto político autoritario que utiliza vacunas huecas para conseguir mañosamente votos y perpetuarse en el poder.

El proceso de vacunación de la 4T ha sido opaco y caótico, pero ahora descubrimos que también viola tres de los cuatro principios fundamentales de la bioética: la obligación de curar, el no hacer daño  y actuar con justicia.

Utilizar jeringas vacías en el contexto de una de la epidemias más mortíferas de la historia humana, significa condenar a muerte a la población y cancelar el futuro de una nación entera. ¿Con qué propósito la 4T pretende ahorra vacunas? No es lo mismo aplicar consultar populares fraudulentas para cerrar aeropuertos y empresas cerveceras, para imponer candidatos acusados de violación sexual, que aplicar vacunas ficticias.

La falta de justicia en la vacunación brilla por su ausencia. Impera, por el contrario, el fanatismo y el prejuicio. Toda vacuna debe ser universal, distribuida sin distinción de género, raza, edad o nivel socioeconómico. Menos, hacer diferencias por motivos políticos o ideológicos. Sin embargo, el gobierno actúa como lo hacía los nazis en el holocausto. Discrimina a los médicos de los hospitales privados por el simple hecho de ser privados y les pone marcas en los brazos para estigmatizarlos. Para la mente obtusa de una clases política resentida, esos médicos trabajan para los ricos y deben ser castigados.

La inequidad en la vacunación la encabeza el propio presidente y su gabinete. Otra vez el engaño. Varios funcionarios del sector salud han confirmado que López Obrador y su familia fueron vacunados desde el año pasado. El maharajá de Palacio fue inoculado antes que cualquier distinguido miembro del “pueblo bueno y sabio”. Por eso la historia de que sus médicos le recomiendan no vacunarse. Ahí está el verdadero montaje.

Tener a un político mentiroso al mando del país comienza a tener un fuerte impacto en la vida de los mexicanos. La jeringa vacía muestra el desahucio moral del régimen, en un momento en que la credibilidad y la confianza en las instituciones es decisiva para el éxito de la vacunación.

Por más que intente torcer la realidad, todos sabemos que las cosas ocurrieron como lo muestra el video. La forma como reaccionó el presidente terminó comprobando que sí hay jeringas vacías y que le importó más ocultar el delito que corregir o pedir perdón por un criminal “error”.

La jeringa vacía es la muestra más clara de hasta donde puede llegar una banda de oportunistas que se pusieron hábitos de franciscanos para llegar al poder y asaltar a los mexicanos.


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