¡Puro glamour, carnales! Ahora resulta que en la Cuarta Transformación, la austeridad republicana tiene su versión VIP, con suites de lujo y vuelos en primera clase. ¿Y cómo justifican el cotorreo? Pues con la misma cantaleta de siempre: «Es que antes, con los neoliberales, era peor». Como si el pasado les diera un pase de abordar para hacer lo mismo que tanto criticaron.
Vaya, la «moral» de estos cuates es más flexible que un contorsionista del Cirque du Soleil. ¿No se supone que la cartilla moral es para todos, o solo para los chairos de a pie? Porque los que andan de viaje por el mundo con la cartera llena, esos ni se inmutan. Dicen que es «turismo diplomático» o «viajes de trabajo», pero en la foto se les ve más relajados que un teporingo en domingo.
Nos dicen que son distintos, que ellos no son como los demás partidos, que no se corrompen. Pero a la hora de la verdad, se les cae el teatrito. El rollo de culpar al pasado es un truco más viejo que la pirámide del Sol: «No importa lo que hagamos, porque el PRI robaba más». ¡Ah, qué buena onda! Entonces, como otros ya se chingaron al país, ¿ahora les toca a ustedes?
El pueblo bueno y sabio se queda mirando cómo los mesías de la 4T se transforman en lo que juraron destruir. Y la verdad, no se necesita ser un genio para darse cuenta: el pez por la boca muere y la congruencia se les ahogó en un vaso de agua mineral con un popote de metal. Al final del día, todos son de la misma camada, con la única diferencia de que unos son más hipócritas que otros.
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