Parece algo ilógico el tema de elegir entre estas dos opciones ante la violencia e inseguridad que se vive en México, pero la realidad es que sí debemos valorar cuál de estas acciones tenemos que elegir para ir resolviendo el asunto. La gravedad de la situación en la que vivimos no se resuelve evadiendo el tema, se resuelve con acciones concretas que deben empezar en los hogares, seguir en las escuelas, el trabajo ciudadano, pero con amplio respaldo del Estado Mexicano que tiene la obligación legal y moral de generar una vida tranquila para nosotros.
Hablar de indignación, de acuerdo a definiciones publicadas, es tener un sentimiento intenso de enfado y rechazo por algo que se percibe como injusto, ofensivo y que choca con la conciencia moral o sentido de justicia. Esta definición es la que nos debe mover, no solo es la presencia de homicidios, secuestros, extorsiones, es la nula presencia del Estado Mexicano para combatirlos, para acabar con ese flagelo no basta ir a las causas, no basta con darles a leer libros-como decía Beatriz Gutiérrez- no basta con abrazar, hay que actuar.
Nos debe indignar el escuchar siempre, desde hace siete años, que la culpa es del pasado, sobre todo la culpa es de Calderón. Nos debe indignar que desde Palacio Nacional se siga promoviendo el rencor y la división. En lugar de aceptar la responsabilidad de lo que sucede actualmente en México, sale la Presidente de México a insultar, a poner adjetivos a los que exigimos acciones. Nadie puede negar que hay homicidios violentos, que hay inseguridad, que se vive con miedo, pero los gobernantes en turno tienen otros datos.
Debemos recordar que en el sexenio del 2006 al 2012 de Felipe Calderón no solo afectaba la paz el narcotráfico, las organizaciones criminales se empezaron a diversificar, la ciudadanía clamaba paz y justicia, a la ciudadanía le dolía más el delito del fuero común, como era el secuestro y el homicidio, temas que debían atender los gobernadores, era su responsabilidad absoluta y no hacían nada, se cruzaban de brazos. Y en ese entonces 29 gobernadores mandaron sendos oficios para clamar ayuda y apoyo al gobierno federal, que por cierto el primero que lo hizo, argumentando que ya no podía y que policía estaba coludida con los criminales fue el entonces gobernador de Michoacán del PRD, ahora de MORENA, Lázaro Cárdena Batel, y por eso el gobierno federal inició el trabajo de apoyar, no era la guerra de Calderón contra el narco, era buscar el orden y la paz.
Bueno dicho lo anterior voy a conceder sin aceptar, que fue incapaz, que Peña Nieto fue incapaz, pero una de las razones del voto en el 2018 por López Obrador fue que iba a acabar con ese flagelo social, él decía que eran diferentes, que sí podría combatir la delincuencia, que no habría corrupción ni acuerdos con las mafias. Y la Presidente de ahora ni se diga, sigue la misma línea. Ahora bien vamos a conceder que en siete años no se puede acabar con ese vicio, pero sí su pudo haber reducido siquiera en un 30%, pero que pasó, la realidad es que no solo no se detuvo o disminuyó, lo grave es que aumentó. Y no cambian ni un punto a su guion de la forma de actuar.
Ahora nos presentan planes para pacificar Michoacán, nos presentó planes contra la extorsión, por cierto de esta última hasta una iniciativa de ley se está discutiendo ahora en el Congreso, nos presentó planes para combatir otros delitos, pero todos son planes, la realidad es que la política pública de seguridad no existe, la coordinación gubernamental no existe, los presupuestos para Seguridad Pública en los tres órdenes de gobierno siguen bajando. Estoy de acuerdo en que se debe atender la causa de la violencia, por allá de 1996 se empezó una política de prevención del delito que aplicamos algunos Ayuntamientos y gobiernos estatales, pero de la mano se debe ir deteniendo a los delincuentes y cero impunidad, o sea cero tolerancia. ¿Qué será muy difícil por ejemplo acabar con los asaltos en las carreteras? ¿Qué será muy difícil acabar con los que extorsionan a los agricultores y comerciantes? Yo creo que no, el gobierno sabe quiénes son y donde están, lo que falta es la voluntad de actuar y poner orden.
Considero que cada día que pasa muchos ciudadanos de México empiezan a habituarse a la muerte violenta, al secuestro, a la extorsión, al crimen, se ve y se oye tanto que cada vez más se vuelve un hábito y cuando sea más generalizado más peligroso será el momento. No podemos habituarnos a eso, debemos indignarnos y exigir que el Estado mexicano cumpla su función de protegernos.
No debemos enfrentarnos entre nosotros por estar o no de acuerdo con el Partido gobernante, es válido que cada uno tenga sus preferencias y de muestras de aceptación o rechazo a la forma de gobernar, lo que no es válido es que desde Palacio Nacional siempre tengan un pretexto, un culpable para señalar como causantes del problema y que se hagan las víctimas de persecución por parte de los que no pensamos como ellos.
Creo que todos nos sumaríamos a los esfuerzos del gobierno si realmente viéramos acciones concretas para acabar con la inseguridad y la violencia de México. No se equivoquen estamos en el mismo barco y podemos respetar al Capitán del mismo, pero que ese Capitán sea factor de unidad, de respeto y de confianza. Vamos juntos a indignarnos y trabajar por un México más seguro.
@truebadeorizaba



























