Un reciente informe de TResearch International ha puesto sobre la mesa un dato crucial para el debate político y social en México: la aparente tendencia a la baja en el número de feminicidios. Según el estudio con cifras de junio de 2025, este delito mostró una caída del 13% respecto al mismo mes del año anterior, pasando de 70 casos a 61. Esta disminución, aunque podría interpretarse como una señal positiva, plantea serias preguntas sobre la efectividad de las políticas de seguridad y la verdadera magnitud del problema en el país.
El reporte, titulado «La Guerra en Números», detalla que la tendencia a la baja es más marcada si se analiza el acumulado de los primeros seis meses del año. De enero a junio de 2025, se han registrado 338 feminicidios, lo que representa una disminución del 23% en comparación con los 437 casos reportados en el mismo periodo de 2024. Esta tendencia a la baja, de hecho, se observa desde 2022, según el histórico de casos por año que presenta el estudio.
Al poner las cifras en perspectiva, el informe revela un panorama que atraviesa dos administraciones federales. Desde diciembre de 2018 hasta junio de 2025, México ha acumulado un total de 6,092 feminicidios. De este total, 5,553 casos ocurrieron durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, mientras que 539 se han registrado en el actual gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.
El análisis geográfico del delito muestra que la violencia feminicida no se distribuye de manera uniforme en todo el territorio nacional. Durante lo que va del sexenio de Sheinbaum, tres entidades concentran la mayor cantidad de casos: el Estado de México lidera con 51 feminicidios, seguido por la Ciudad de México con 32 y Sinaloa con 28. Esta concentración de casos en el Estado de México no es un fenómeno nuevo, ya que durante el sexenio de AMLO, esta misma entidad concentró el 13% de los 5,553 feminicidios registrados en ese periodo, con 720 casos.
Las cifras de TResearch, basadas en datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, invitan a una reflexión profunda. ¿La disminución en las estadísticas es un reflejo de que las estrategias de seguridad y prevención están funcionando, o es un indicio de un subregistro de casos? Este es un debate que resuena con fuerza en un público interesado en la política mexicana, ya que las estadísticas sobre violencia de género son un termómetro clave para medir la efectividad de las políticas públicas. La nota informativa no busca dar una respuesta definitiva, sino presentar los datos duros que ofrece el estudio para que los lectores puedan formar sus propias conclusiones. La complejidad del feminicidio, un delito que a menudo es invisibilizado o mal clasificado, hace que cualquier análisis de sus cifras deba ser abordado con cautela y rigor. El reporte de TResearch sirve como un punto de partida para este necesario escrutinio.
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