El Papa Francisco, primer pontífice latinoamericano y jesuita, falleció el 21 de abril de 2025 a los 88 años en su residencia de Casa Santa Marta, Vaticano, a causa de un ictus cerebral, según confirmó el cardenal camarlengo Kevin Farrell. Su muerte, anunciada a las 7:35 de la mañana, marca el fin de un pontificado de 12 años que transformó la Iglesia Católica con un enfoque progresista y una defensa incansable de los marginados.
Jorge Mario Bergoglio, nacido en Argentina, asumió el papado el 13 de marzo de 2013 con la misión de reformar la Iglesia. Su pontificado se destacó por su cercanía a los pobres, migrantes y víctimas de conflictos, promoviendo la “Iglesia de las periferias”. Abordó crisis globales como el cambio climático, la migración y la guerra, firmando en 2019 el Documento sobre la Fraternidad Humana con el Gran Imán de Al-Azhar. En el Vaticano, combatió la corrupción financiera y los abusos sexuales, aunque enfrentó críticas por no erradicar completamente estos problemas. Francisco abrió la Iglesia a debates sobre la inclusión de homosexuales, divorciados y mujeres en roles de liderazgo, permitiendo bendiciones a parejas del mismo sexo y nombrando mujeres en cargos curiales, aunque descartó la ordenación femenina. Su convivencia armónica con el Papa emérito Benedicto XVI, hasta su fallecimiento en 2022, fue un hito histórico.

La muerte de Francisco desencadena el período de “sede vacante”, con el cardenal Farrell gestionando la transición hasta la elección del nuevo Papa. El cónclave, previsto para la primera semana de mayo, reunirá a 135 cardenales electores menores de 80 años, de los cuales el 80% fueron nombrados por Francisco, lo que podría inclinar la balanza hacia un sucesor reformista. Sin embargo, el colegio cardenalicio no es homogéneo, y las tensiones entre progresistas y conservadores marcarán la elección.
Entre los “papables” destacan el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, un diplomático moderado con experiencia en negociaciones internacionales; Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, progresista y cercano a los pobres; y Carlos Aguiar Retes, arzobispo de México, cuya visión pastoral renovadora resuena con el legado de Francisco. En el ala conservadora, el cardenal Raymond Leo Burke, crítico de las reformas de Francisco, representa una opción tradicionalista, aunque su influencia es limitada. Peter Turkson, de Ghana, podría ser una elección histórica como primer Papa africano, enfocado en justicia social y ecología.
El funeral de Francisco, previsto entre el viernes y el domingo, y la exposición de su cuerpo en la Basílica de San Pedro a partir del miércoles, congregarán a miles de fieles. Su legado de humildad, diálogo interreligioso y compromiso social deja una Iglesia más universal, pero polarizada, que espera un líder capaz de consolidar sus reformas en un mundo en crisis.
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