Elon Musk, como chivo en cristaleria en Washington, recorta presupuestos con motosierra

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La nueva función de Elon Musk en el gobierno de Donald Trump –a quien apoyó financieramente en la pasada campaña electoral–, es eficientar a la administración federal estadounidense, pero de una manera en que lo prioritario es reducir el presupuesto en áreas que considere prescindibles.

Y lo está consiguiendo de una manera en que se recuerda la «motosierra» que prometió en su oportunidad Javier Milei en Argentina, con recortes que hacen que las críticas no se hagan esperar por la manera en que se desaparecen programas o se eliminan puestos de trabajo o dependencias enteras.

Las protestas por la primeras medidas tomadas por Musk en su nuevo encargo como resposnable de la Oficina de Eficiencia Gubernamental (DOGE por sus siglas en inglés), como es lo que sucede con la dependencia encargada de brindar ayuda humanitaria en otros países, la USAID, que el también dueño de X/Twitter busca elminar, ante las quejas de senadores democrátas, como Chris Murphy, quienes señalan que ya se está generando una crisis constitucional.

El asunto está creciendo a grado tal, aunque opacado por la guerra comercial contra varios países que ha emprendido Trump, que el secretario de Estado, Marco Rubio, difundió en su cuenta de X/Twitter que «la ayuda exterior no es caridad. Debemos asegurarnos de que se gaste bien, pero es menos del 1% del presupuesto y es fundamental para nuestra seguridad nacional».

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Las acusaciones van en el sentido de que Elon Musk se está apoderando de bases de datos que tienen que ver con la apliación del presupuesto, que en muchos casos es aprobado y controlado por el Congreso, despidiendo a los empleados federales que se oponen a sus deseos y cerrando programas.

En un artículo, la revista Time, con el título «Trump y Musk tienen a todo Washington en vilo, justo como querían», se analizan cómo las acciones recientes del presidente Donald Trump y el empresario Elon Musk han generado incertidumbre y preocupación en Washington D.C.

El texto relata como en sus primeras dos semanas en el cargo, Trump ha implementado medidas agresivas, como aranceles retaliatorios, despidos masivos y reorganizaciones cuestionables, sacudiendo al servicio civil federal. Estas decisiones han dejado a los conocedores de Washington luchando por mantenerse al día con los rápidos desarrollos y las decisiones que rompen con las normas establecidas. Mientras los demócratas luchan por contrarrestar las agresiones de Trump, este ha reforzado su apoyo a los recortes presupuestarios y reorganizaciones agresivas de Musk, incluyendo la suspensión de funcionarios federales clave. Esta agitación está causando temor e incertidumbre entre los trabajadores federales de carrera, quienes enfrentan la disyuntiva entre la renuncia y las pruebas de lealtad. Las acciones de Trump, respaldadas por Musk, buscan remodelar la fuerza laboral federal para reflejar sus valores, con posibles impactos de largo alcance en agencias gubernamentales como USAID y más allá. El establishment bipartidista está aprensivo ante la magnitud de estos cambios sin precedentes.

Y, como cita el artículo, apenas estamos en la segunda semana del gobierno de Trump y las acciones de Elon Musk apenas empiezan a ejecutarse, por lo que los resultados aún son imprevisibles.


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