El futuro de una alianza PAN-PRD

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Pensando en los comicios de 2017, y sobre todo de 2018, la idea de que una alianza PAN-PRD podría convertirse en la ganadora ha comenzado a rondar en la cabeza de más de uno. Los pasados resultados electorales obtenidos por el PRI en 2015 y 2016, ayudan a reforzar la tesis que si los principales partidos de oposición –con la excepción de Morena– se unen podrían quedarse con la mayor parte de las posiciones que se disputarán en los próximos 24 meses.

¿Cuentas alegres?

Tras la experiencia de 2016, en la que el PRI perdió 7 gubernaturas de las que estaban en disputa, para muchos la reedición de las alianzas PAN-PRD podría servir para quitarle al tricolor los estados que gobierna y que tendrán elecciones en 2017, además de que servirá para preparar el ambiente para un nuevo triunfo en el 2018, en donde estarán en juego las gubernaturas de Jalisco, Puebla, Veracruz, Ciudad de México, entre otras, así como la Presidencia de la República.

         Si bien la idea podría no concretarse debido a las incompatibilidades de ambos institutos políticos, así como a las resistencias internas, la simple mención de contar con una alianza en 2017 puede complicarle aún más el panorama al PRI.

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         En Nayarit y en Coahuila, una alianza azul-amarilla sería competitiva y podría sacar al tricolor del palacio de gobierno. En el Estado de México, si bien podría no alcanzar para superar a la alianza que forme el PRI con el Verde, PANAL, PT, PES y quizá otro partido –además de los votos que obtendría Morena si va solo–, la presencia de un candidato o candidata con fuerte presencia en la entidad serviría para equilibrar la balanza y ofrecer una contienda electoral reñida a los ciudadanos.

         No hay que olvidar que la tendencia de votos del PRI es decreciente y entre más escándalos relacionados con la corrupción, y más temas sean tratados con torpeza o lentitud, más votos se irán a las urnas de la oposición, aunque tampoco se debe obviar que, al menos, en el caso del Estado de México el tricolor pondrá toda la carne al asador para no ceder la plaza.

         La elección de una nueva dirigente en el PRD, así como el hecho de que la tribu de Los Chuchos se mantiene con influencia al interior del Partido, podría representar la oportunidad de continuar con el camino de las alianzas de la mano del PAN, algo con lo que simpatiza Ricardo Anaya y su grupo.

         El tema central sería la definición de candidatos en los estados que renueven sus gubernaturas, aunque por la información que ha circulado en medios periodísticos en fechas recientes se podría adelantar –sin que esto signifique que así quedarán las nominaciones partidistas– que en Coahuila quien tiene más posibilidades es el panista Guillermo Anaya, en tanto que para Nayarit ha empezado los cabildeos Guadalupe Acosta Naranjo, tanto en el azul como en el sol azteca.

         El problema se resume en quien irá para el Estado de México una vez que todo parece indicar que Josefina Vázquez Mota no aceptará la propuesta de presentarse como candidata, independientemente de que pudiera darse una alianza con ella como abanderada o no; parte de la resistencia de la excandidata presidencial azul, radica en hacer equipo con el grupo panista que muchos militantes azules consideran el más corrupto del país: el mexiquense, pues son conocidas las prácticas ilícitas que han utilizado lo mismo para ganar candidaturas que dirigencias locales.

         El mes de agosto se renovará la dirigencia panista en la entidad, lo que podría generar un nuevo enfrentamiento entre los bandos que también se disputan la posibilidad de nominar candidato presidencial en 2018. Por el lado perredista, es conocido que la tribu que domina el Consejo estatal, ADN de Héctor Bautista, no comulga mucho con las alianzas, lo que agrega otro elemento de preocupación para quienes buscan impulsar una en 2017.

         Así, los nombres que se barajan son de los panistas Rodolfo Sánchez, exalcalde de Toluca; José Luis Durán Reveles, excandidato a gobernador; Alejandro Encinas, senador, además de mencionarse otros nombres de ciudadanos como Alejandro Martí.

         El panorama antes descrito nos muestra que en tierras mexiquenses una posible alianza PAN-PRD tendría bastantes dificultades para concretarse. Aunque no imposibles de superar, los problemas son reales y necesitarán de toda la destreza que el equipo de negociadores pueda tener, considerando que el principal operador en este tipo de temas para el PAN, Santiago Creel, se encontrará al menos en lo que resta del año, en el tema de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México; por su parte, la nueva presidenta del PRD, Alejandra Barrales, no ha iniciado pláticas con el blanquiazul ni ha confirmado o descartado que trabajará para conformar una alianza con el PAN el año entrante.

         Una alianza entre el azul y el amarillo puede sonar muy bien en la teoría, y reportar triunfos en 2017, pero antes se deberán superar varios obstáculos en el frente interno, además de lo que tenga preparado el PRI en la tierra de Peña Nieto, pues una cosa es segura: de triunfar la coalición opositora en el Estado de México, la victoria será por poco margen y, tal vez, a un gran costo.

Del tintero

Se formen alianzas o no, el gran pendiente seguirá siendo la redacción de un programa de gobierno conjunto que ofrezca algo más que llevar a alguien al gobierno, ¿veremos que ahora sí se hace esto en 2017?

 

@AReyesVigueras


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