¡Ay, nanita! En el circo político mexicano, donde los payasos cambian de disfraz más rápido que el clima en abril, Movimiento Ciudadano (MC) acaba de dar un portazo que retumbó hasta en el Zócalo. Jorge Álvarez Máynez, el líder naranja que parece salido de un comercial de jugo detox, abrió la puerta a una alianza con el PAN… pero nomás si el PAN se divorcia de su tóxica pareja, el PRI. ¿Y qué pasó? ¡Pum! La cerró de un madrazo, dejando al PAN con el dilema de Hamlet: ¿aliarse con el dinosaurio tricolor o ir solos al matadero de las urnas en 2027 y 2030?
Imaginemos la escena: Álvarez Máynez, con su sonrisa de influencer millennial, aterriza en Sonora el 6 de octubre para inaugurar una sede de MC y de paso halagar al alcalde panista Antonio «Toño» Astiazarán. «¡Oye, Toño, eres una chulada de opción para la gubernatura!», le suelta, mientras le entrega un ramo de flores virtuales. Pero ojo, no es amor a primera vista: es un coqueteo calculado. «Si quieres pelearle el hueso a Morena, súbete al camión naranja, pero sin el equipaje del PRI, que ese bato huele a corrupción rancia desde el pleistoceno», le dice en esencia. Porque, según Máynez, el PRI y el PAN están «fritos, liquidados», con un rechazo que ni el chile en nogada les salva. ¿Recuerdan cuando en 2024 MC se negó a sumarse al PRIAN por puro asco? Pues eso, carnales: no hay segunda ronda con los mismos que robaron el changarro en los 90.
Ahora, el balón está en la cancha azuleona. El PAN, que sueña con ser el héroe opositor, tiene que decidir si se queda pegado al PRI como chicle en la suela —y pierde a MC, que anda pescando votos jóvenes hartos de la vieja política— o si se reinventa y abre la puerta a un ménage à trois opositor sin el elefante en la sala. Morena, por su lado, ya anda frotándose las manos: Luisa María Alcalde, la presidenta guinda, tundió a Máynez llamándolo «de derecha» y acusándolo de voltear la cara como gato escaldado. «¡Se le cayó la máscara!», gritó, mientras Sheinbaum observa desde su trono, pensando: «Estos prietos y azules se pelean como gallinas en el corral, y nosotros cosechamos los huevos».
Esto deja la oposición hecha un buró de deudas: sin MC, el PAN-PRI es como un taco de suadero sin cilantro, soso y sin punch para 2027. ¿Irá el PAN en solitario, como kamikaze electoral, o se tragará el orgullo y mandará al PRI al carajo? Porque, hijueputas, en México la política no es de ideales, es de supervivencia: el que no se alíe bien, se alía con el diablo… o con el diablito de la derrota. Álvarez Máynez lo dejó claro: MC va solo o con quien huela a fresco, no a cloaca. ¡Que tiemble el Palacio, que viene tormenta naranja!
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