Cultura y partidos

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Con la muerte de Juan Gabriel, el tema de la cultura popular ha salido a relucir incluso entre la clase política. Llama la atención que se destaque la trayectoria del cantautor pero no se conozca alguna iniciativa para promover temas culturales, a excepción de la clara demanda por presupuestos que no siempre se sabe en que terminarán.

Pero qué necesidad

La cultura popular es un tema del que se habla poco en el ámbito político, aunque ocasionalmente salga a relucir a propósito de alguna coyuntura en particular, como fue el caso de la muerte de Alberto Aguilera, mejor conocido como Juan Gabriel.

         En la práctica, este tipo de temas se encuentra alejada de la agenda de los partidos, pues son escasas las iniciativas que se presentan en plataformas electorales o en programas de gobierno. Pasadas las elecciones, algunas administraciones en los tres órdenes de gobierno presentarán escasos programas o políticas públicas para impulsar algún tema de cultura popular.

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         Lo que es un hecho es que los partidos no cuentan con ideas, propuestas o especialistas en esta materia, pese a que en las campañas electorales recurren a grupos musicales o, incluso, a figuras de la lucha libre para promover a sus candidatos. Tampoco es un tema que les interese especialmente, pues la mayor parte de los estudios que solicitan a sus centros de investigación o fundaciones que dependen de ellos, son acerca de asuntos relacionados con la ciencia política, la economía o las estadísticas electorales.

         En la práctica, las instancias partidistas encargadas de la vinculación social, poco abordan alguna de las facetas de este amplio campo, aunque a veces prestan sus instalaciones para alguna actividad relacionada, más por impulso e insistencia de alguien en concreto que como parte de una estrategia que ayude al partido a tener presencia en sectores sociales a los que no llega, pues la continuidad no es algo que complemente este tipo de acciones.

         A esto se suma el hecho de que en las coyunturas electorales, los partidos y candidatos busquen enfocarse más en temas de mayor “rentabilidad”, como es el económico, empleo, inseguridad, entre otros, y que los temas relativos a la cultura –sea la alta cultura, como en el caso de las bellas artes, o la cultura popular– sean materia de escasas reuniones o, quizá, de alguna platica con creadores o interesados.

         Así, las iniciativas destinadas a fomentar, apoyar o promover a la cultura popular –la cual no siempre es definida– son escasas y no se les da prioridad en las acciones de gobierno o las políticas públicas que reciben las mayores partidas presupuestarias.

         Pero tal panorama no es de extrañar, pues en el caso de la ciencia y la tecnología sucede algo parecido: pocas propuestas, bajísimos presupuestos, escasa utilización de este tema en las campañas, falta de especialistas en los equipos de los partidos o los candidatos, con resultados de sobra conocidos.

         Esto también conlleva la pregunta de por qué los partidos se empeñan en postular a personajes del ámbito del cine o la televisión, bajo el argumento que son representantes de la cultura popular –el último ejemplo es el de Carmen Salinas en la Cámara de Diputados por parte del PRI–, pero quienes en la práctica no han presentado iniciativa alguna en el ámbito de su especialidad –real o supuesta.

         El panorama para la cultura popular luce desolador ante el alejamiento que los partidos ha tenido con relación a este tema, pues son pocas las propuestas que involucran becas para creadores, los programas de difusión o de apoyo para museos, para abrir espacios en medios comerciales o para apoyar medios operados por comunidades locales para dar a conocer alguna de sus muchas manifestaciones en este ámbito, así como políticas públicas para promover y preservar este tipo de actividades.

         Eso sí, en el discurso muchos candidatos o dirigentes partidistas aludirán a la riqueza cultural de la región, del estado o del país como una manera de identificarse con el público, además de que harán regalos con alguna artesanía o dulces típicos para asistentes a sus eventos, pero en la plataforma o en la actividad de gobierno poco se ocuparán de apoyar la cultura popular de su entidad o localidad.

         Así que no es de extrañar que con la muerte de Juan Gabriel le haya salido lo musical a más de uno de nuestros políticos, incluso hasta cantando alguna estrofa de alguna de las canciones famosas del compositor del Noa Noa. Total, lo importante es salir en la foto y mostrarse compungido por el deceso, aunque en la práctica se trate de una simple pose.

Del tintero

Sigue la tormenta por la visita de Donald Trump. Lo interesante es que en espacios editoriales y de opinión la defensa ha sido escasa, en tanto que en redes sociales los cibernautas del PRI han brillado por su ausencia en la discusión. El tema es que faltan dos años para que termine la administración de Peña Nieto y se ve muy posible que sigan los episodios como el que tuvimos con la visita del candidato republicano, como muchos esperan con una capacidad de asombro totalmente rebasada.

 

@AReyesVigueras


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