Con el mayor cinismo, Trump acepta ir por el petróleo de Venezuela

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El rediseñado colonialismo del siglo XXI, anunciado de manera cínica, abierta y prepotente por Donald Trump para que Estados Unidos intervenga militarmente a Venezuela, debe poner en guardia a todas las naciones del continente, porque el enloquecido mandatario no solo está pisoteando una vez más el derecho internacional; su tono beligerante y amenazante es una abierta declaración de guerra a todos los pueblos de América.

Ante su imposibilidad de excusar el acecho militar a la nación sudamericana con el inventado narcoterrorismo, el mandatario norteamericano ha puesto sobre la mesa de la comunidad internacional, con el mayor de los desparpajos, las verdaderas razones para quitar del cargo al presidente Nicolás Maduro. Lo señalamos en este espacio en pasadas entregas, a Washington le importan un rábano los temas de la democracia venezolana, el punto medular de su interés es apropiarse del petrolero de la ahora cercada nación.

Como país petrolero, Venezuela ocupa el primer lugar en el mundo por sus reservas probadas de más de 300 mil millones de barriles de crudo, incluso por encima de Arabia Saudita e Irán. En tal sentido la preocupación debe ser mundial porque de no detener al trastornado presidente americano, ninguna nación estará a salvo de ser obligada a entregar sus tierras y riquezas naturales, a riesgo que de no hacerlo, corra el riesgo de ser sometida por medio del poderío militar de los Estados Unidos.

Las organizaciones sociales y sindicatos independientes en México, como la Nueva Central de Trabajadores (NCT) y el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), entre otras, debemos solidarizarnos con el pueblo venezolano en la defensa de su territorio y soberanía nacional, como ya lo ha externado la Presidenta Claudia Sheinbaum.

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Pero sobre todo, debemos crear conciencia en la población de que en esta ofensiva político militar, la ultraderecha nacional que ha venido abogado por una intervención del gobierno norteamericano en suelo nacional, para ahí tener injerencia en los asuntos internos que solo competen a los mexicanos, tratará de alentar un asedio como el de Venezuela en México.

Trump esta justificando su agresión intervencionista –violatoria al derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas–, señalando que Venezuela tomó su petróleo y sus tierras de las empresas estadounidenses. Ante los medios no dio detalles de su vacuo argumento, pero si se refiere a la nacionalización de la industria petrolera venezolana de 1976, las señales de alerta deben encenderse en todos los países que han realizado expropiaciones en legítimo derecho de recuperar sus riquezas nacionales a favor de sus pueblos.

Trump no solamente va por el petróleo de Venezuela, también pretende despojarlo de sus ricos yacimientos de oro, aluminio, hierro, titanio, litio, manganeso, cobre, coltán y hasta diamantes

Por este irracional abuso de poderío militar y el renacer del colonialismo que en el siglo XIX, despojó de sus territorios y recursos a muchos países para entregarlos a las grandes potencias, es que debe hacerse un llamado urgente a todo el pueblo de México y los pueblos del continente, para solidarizarnos con nuestros hermanos venezolanos, cerrando filas para una respuesta coordinada del movimiento popular en toda América Latina.

Es urgente tomar conciencia para frenar al desquiciado inquilino de la Casa Blanca, antes de que salga con el desvarío de intervenir México, invocando la defensa de las empresas Huasteca Petroleum Company o Standar Oil, a las que junto con otras 15 firmas extranjeras, el Presidente Lázaro Cárdenas, echó del país por sus abusos, en la Expropiación Petrolera de 1938.

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