Comicios con poca asistencia, ¿histórico, exitoso?; Morena debería empezar a preocuparse

La propaganda busca generar un escenario que sirva a los propósitos de quien la difunde, aun cuando no coincida con la realidad ni con lo que la gente piense o perciba. Las elecciones del pasado domingo 1 de junio son un claro ejemplo de esto.

Para el Gobierno Federal y su partido, lo ocurrido el pasado domingo fue “todo un éxito”, como señaló la virtual presidenta Sheinbaum; un “éxito ejemplar”, según la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez; algo “histórico” y “exitoso”, como indicó la presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde. Incluso en redes sociales, propagandistas del partido oficial repitieron estas palabras insistentemente, intentando fijar en la opinión pública la idea de que, por su mera repetición, esto se convertiría en realidad.

Pero veamos lo que realmente sucedió en las casillas el 1 de junio.

La asistencia promedio para la elección judicial en el país fue del 12.9%, con entidades como Jalisco, Guanajuato o Baja California por debajo del 10%. En contraste, debido a la concurrencia de comicios locales para renovar ayuntamientos, Durango y Veracruz tuvieron una mayor afluencia a las urnas, alcanzando el 25%, porcentaje al que se sumó Coahuila.

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Fuente: Javier Aparicio
@javieraparicio

En cuanto a la elección para las presidencias municipales en Durango y Veracruz, en ambas entidades encontramos el primer contraste: mientras para la votación de jueces y magistrados asistió una cuarta parte del padrón, para elegir nuevos alcaldes la participación en Durango fue del 44.77% y en Veracruz del 49.99%, es decir, casi el doble.

Así, una primera conclusión es que, incluso en las entidades donde coincidieron la elección local y la judicial, los ciudadanos supieron diferenciar entre ambos comicios y eligieron participar más en uno de los procesos, desairando al otro.

Al momento de redactar estas líneas, el INE llevaba apenas el 86.95% de las actas computadas, con una estimación de participación del 12.10%, es decir, 10 millones 532 mil 734 electores de un listado nominal de 99.9 millones. Sin embargo, lo que realmente llama la atención es el tema de los votos nulos.

Según el resumen de la votación del INE, los votos válidos representan el 77.25% del total, mientras que el 10.84% son votos nulos y el 11.92% corresponde a boletas con recuadros no utilizados. Finalmente, estas dos últimas cifras se agruparán en el rubro de votos nulos, que entonces sumará un 22.76%.

Si la estimación es que participaron 13 millones de votantes el pasado 1 de junio, entonces aproximadamente 2 millones 958 mil 800 ciudadanos anularon su voto o no supieron sufragar correctamente. Ambas opciones representan una mala noticia para quienes aseguran que la elección judicial fue “todo un éxito”.

Que la cifra final de votos válidos en la elección judicial sea ligeramente superior a los 10 millones puede considerarse un éxito solo si se compara con la consulta para enjuiciar a expresidentes de 2021, en la cual acudieron a las urnas 6 millones 614 mil 330 votantes, con 48 mil 878 votos nulos. Pero si se compara con la pasada elección federal, en la que solo la candidata ganadora obtuvo poco más de 35 millones de sufragios, la historia cambia drásticamente.

¿Dolió la escasa participación?

Que la virtual presidenta Sheinbaum intentara desviar la atención arremetiendo contra el PRI y el PAN por haber criticado la elección judicial, bajo el argumento de que acudieron a las urnas el pasado domingo más personas de las que votaron por ambas fuerzas políticas en 2024, revela la magnitud del enojo y la frustración que estas cifras provocaron en Morena.

Se supondría que deberían estar satisfechos porque, a pesar de las críticas, los señalamientos de un proceso inequitativo, los errores cometidos y la baja asistencia a las urnas, lograron posicionar a la mayoría de los suyos como jueces electos. Sin embargo, ahora debaten sobre el número de ciudadanos que acudieron a las casillas, procurando presentar una escasa concurrencia como un “éxito”.

Y es que detrás de estas cifras se esconde una derrota que debe tener preocupados a los estrategas morenistas, en especial al secretario de organización del partido, Andrés Manuel López Beltrán. A pesar de controlar la mayoría de los gobiernos estatales del país, de los padrones de los programas sociales para movilizar a los beneficiarios (que suman 12 millones de personas), de la promoción realizada por legisladores y otros liderazgos morenistas, de los “acordeones” y acarreos, y de todo el tiempo que la virtual presidenta dedicó al tema en sus conferencias matutinas y giras por el país, apenas lograron movilizar a 13 millones de personas (o 10 millones si descontamos los votos nulos). Una cifra que no les sería suficiente para ganar una elección como las que se avecinan en 2027.

Además, los resultados obtenidos por el morenismo en Durango y Veracruz también reflejan que su maquinaria electoral, al menos en esta ocasión, no funcionó como debería o como indicaban las expectativas previas.

En Durango, de los 39 municipios en juego, Morena perdió la capital y Lerdo, y solo habría ganado Gómez Palacio. Este partido, en alianza, ganó 15 municipios y por cuenta propia solo ganó 2, para sumar un total de 17 alcaldías. En contraste, la alianza PRI-PAN triunfó en 14, el PRI, acudiendo solo a la elección, ganó 5, y Movimiento Ciudadano obtuvo 3 ayuntamientos, sumando un total de 22 presidencias para la oposición, incluyendo la capital estatal, donde el partido guinda quedó en tercer lugar.

En Veracruz, Morena ganó 60 municipios en alianza con el PT y el Verde, y 12 acudiendo en solitario a las elecciones. Su aliado, el Partido del Trabajo, triunfó en 12, y el Partido Verde Ecologista de México (el partido del tucán) en 28, lo que suma 112 alcaldías para el oficialismo.

No obstante, la oposición recuperó municipios: Movimiento Ciudadano pasó de 10 a 40, el PAN de 12 a 33 y el PRI de 22 a 24, para sumar un total de 97.

La situación desfavorable para el morenismo fue reconocida por la gobernadora Rocío Nahle, quien en conferencia de prensa señaló que “de los tropezones, se aprende”.

Todo el escenario aquí descrito explica la insistencia en proclamar que la pasada jornada electoral fue un “triunfo” o un “éxito”, a pesar de la realidad que ofrecen los resultados de una votación que demuestra que la soberbia de autoproclamarse ganadores nunca es buena.


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