El Banco de México (Banxico) ha hecho públicos los saldos preliminares de su estado de cuenta al 30 de mayo de 2025, revelando movimientos que, si bien se presentan como rutinarios, invitan a una lectura más profunda sobre la salud económica del país. Para un público que observa con lupa el desempeño de la actual administración, estas cifras son más que números fríos: son indicios de hacia dónde nos dirigimos.
De acuerdo con el comunicado, la reserva internacional experimentó un aumento de 97 millones de dólares, alcanzando un saldo de 239,982 millones de dólares. A primera vista, un incremento en las reservas internacionales puede interpretarse como una señal de fortaleza. Más divisas significan una mayor capacidad para enfrentar choques externos, mantener la estabilidad del tipo de cambio y generar confianza en los mercados. Sin embargo, para los críticos, este aumento podría no ser suficiente para compensar las presiones internas y la incertidumbre generada por políticas económicas que no terminan de convencer. ¿Es este un verdadero blindaje o apenas un respiro en un panorama de fragilidad?
Por otro lado, la base monetaria, que comprende billetes, monedas en circulación y depósitos bancarios en el Banco de México, registró un incremento de 18,699 millones de pesos, llegando a un saldo de 3,283,652 millones de pesos. Esta cifra representa una variación anual del 10.2%. El aumento en la base monetaria es un dato de doble filo. Si bien puede reflejar una mayor actividad económica y demanda de liquidez por parte de los ciudadanos y empresas, también puede ser un preludio de presiones inflacionarias si no se maneja con prudencia. En un contexto donde la inflación ha sido una preocupación constante para las familias mexicanas, un crecimiento acelerado de la base monetaria, sin el respaldo de una producción y crecimiento económico robusto, podría traducirse en un encarecimiento aún mayor de los productos básicos.
Es importante recordar que la base monetaria a mayo de 2025 es 303,024 millones de pesos superior a la registrada en la misma fecha del año anterior. Este incremento sustancial merece una atención especial. ¿Estamos viendo un estímulo necesario para la economía o una inyección de liquidez que podría desestabilizar los precios y erosionar el poder adquisitivo de los mexicanos?
Para quienes esperan un cambio de rumbo en la política económica, estas cifras del Banco de México son un recordatorio de que la narrativa oficial puede diferir de la realidad en las calles. La economía es un sistema complejo, y cada movimiento en sus principales indicadores tiene consecuencias directas en el bolsillo de los ciudadanos. La estabilidad macroeconómica es fundamental, pero ¿a qué costo se está buscando? La opacidad y la falta de autocrítica en el discurso gubernamental no ayudan a disipar las dudas que generan estos números.
Mientras el Banco de México presenta sus reportes, la sociedad civil y la oposición seguirán escudriñando cada dato, buscando las señales de una economía que, para muchos, sigue sin encontrar un camino claro hacia la prosperidad.
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