Aurelio Nuño es en estos días uno de los hombres más poderosos que rodean al Presidente Enrique Peña Nieto, es parte de ese primer círculo, de esa capsula impenetrable que el presidente y muchos políticos se fabrican con el pretexto de que necesitan que alguien les filtre lo importante y lo separe de lo que no lo es.
En el caso de Aurelio Nuño esa función lo convierte en un hombre muy poderoso, decide que si y que no debe saber el presidente y quien sí y quien no puede acercarse.
Decide que temas maneja él directamente, que temas pasa a los dos súper secretarios de estado y que temas si debe manejar el presidente.
Joven con apenas 37 años controla la agenda política del presidente y quizá sea el artífice de tanto desencuentro que el presidente ha tenido con la suerte. No sería de extrañar, a pesar de la notoria incapacidad del mandatario, que gracias a las ayudaditas que el joven Nuño le da a su jefe, la suerte le ha jugado malas pasadas a Peña Nieto.
Sin embargo, una cosa es estar en ese primer círculo del presidente y otra que la tenga fácil para llegar a ser el presidente del PRI.
Otra cosa es cierta, Aurelio Nuño nunca ha manifestado abiertamente su interés por dirigir al PRI.
Pero si Nuño secretamente aspira a la dirigencia del tricolor y decidiera presentarse y competir, primero tendría que descarrilar a Beltrones que sería el contendiente más poderoso para vencer, cosa que se ve difícil porqué es muy probable que Beltrones sea quien descarrile a Nuño.
Camacho, espantando las moscas del pastel, declara que esperan un candidato de unidad y que Nuño no ha levantado la mano, Ivonne Ortega dice que Beltrones si garantiza la unidad y el éxito, lo que es lo mismo, el choque de trenes es en las siguientes horas o va solo Beltrones.
No es cuestión de madruguetes, es de colmillos bien retorcidos, un dinosaurio viejo contra uno joven.
El PRI de siempre.
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