Dice la nota de prensa: “El Partido Acción Nacional consideró que el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que anuló la elección en Colima, sienta un precedente para los procesos electorales que se llevarán a cabo el año próximo. El líder nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés, sostuvo que con esta medida, el Tribunal le dice a todos aquellos que desafían la ley, o que pretenden hacerlo, que se acabó la impunidad.”
¿Qué digo yo? Que no es así. Deseamos que sí fuera, una gran lección, pero no, no lo será, la impunidad seguramente va a continuar. Las violaciones a las leyes por parte de partidos políticos, autoridades locales y federales es tristemente cosa de todos los días, y lo es porque campea la impunidad, incluyendo los procesos electorales.
Es tan alto el grado de libertinaje en los gobiernos del país, que el descaro en violar las leyes reina sin preocupaciones. Se roban fondos y bienes públicos y sólo en algunos casos se aplica la justicia. Se violan derechos humanos y no pasa normalmente nada.
Pero tras esta anulación de la elección a gobernador en Colima por parte del Tribunal Electoral, lo único que va a pasar, si es que pasa, es que los violadores de la ley se cuiden un poco más en sus fechorías, tratando de no dejar burdos rastros. Fuera de eso, el asunto no llegará a mayores.
Los culpables de los hechos que permitieron que esa elección se anulara no están ni alarmados ni preocupados, simplemente están muy enojados porque les salieron mal las cosas, desde los altos mandos federales y priistas hasta el priismo colimense y otros más. Sus declaraciones a los medios así lo reflejan. Hasta dicen que se violentó la democracia con esa anulación.
¿Qué va a pasar en la nueva elección para gobernador en Colima? Que “El Sistema PRI-gobierno” se va a esforzar mucho más en todas las tradicionales prácticas para cooptar el voto, para denigrar al adversario, para trampear conteos de votos y comprarlos (en general les sale muy baratos). Y para los apoyos oficiales al candidato priista, se cuidarán que no vuelvan a agarrarlos con las manos en la masa, o en los votos. Es todo. ¿Lástima? Sí.
No hay que hacerse ilusiones, las trampas electorales seguirán a toda marcha, así como un gran número de trampas en otras elecciones de este mismo 2015 han quedado completamente impunes. Y esta impunidad generalizada, solamente rota por un solo caso electoral, el de Colima, llevará como lección única: ¡tengan más cuidado, que no los agarren!
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