AMLO y el ‘Juanito’ de Veracruz

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Para nadie es nuevo el fenómeno Juanito.

Todos saben que se trata de un inteligente diseño político-electoral que, en el fondo, busca engañar a los ciudadanos; pretende dar gato por liebre.

Tampoco es nuevo que el Juanito original fue un invento de Andrés Manuel López Obrador, destinado a jugar el dedo en la boca de los electores. ¿Por qué y para qué?

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Resulta que en agosto de 2009, cuando AMLO pretendía arrebatar la poderosa delegación Iztapalapa al PRD, impuso como candidato a jefe delegacional a Rafael Acosta —motejado como Juanito—, un fanático lopista que se prestó al juego de aparecer en las boletas por el PT y se comprometió a dejar el cargo a Clara Brugada, una vez que los electores le dieran la victoria.

El resto de la historia todos la conocen. Juanito ganó Iztapalapa, luego se negó a dejar el cargo y, al final, Marcelo Ebrard «lo convenció» mediante cañonazos políticos y económicos; la delegada fue Clara Brugada, incondicional de López Obrador.

Y resultó tan grotesca la imposición de Juanito —y el despojo del que fue víctima—, que desde entonces se moteja como Juanitos o Juanitas a todos aquellos candidatos a puestos de elección popular con los que un partido o líder no solo simulan una elección sino que engañan a los electores.

Y viene a cuento el tema porque, en Veracruz, crece como espuma el Juanito de Morena, el poco amigable Cuitláhuac García quien —a imagen y semejanza del Juanito de Iztapalapa— surgió del típico dedazo de AMLO.

Lo curioso del Juanito de Veracruz es que el desconocido candidato de Morena no solo es receptáculo de la campaña personalizada de AMLO —por un lado—, sino beneficiario del descontento social producto de la pelea y la polarización entre Miguel Ángel Yunes —candidato del PAN y PRD—, y Héctor Yunes, aspirante de la alianza PRI-PVEM.

Pero lo insólito es que sin hacer campaña, sin acudir a los debates y con propuestas francamente retrógradas —como revertir la reforma educativa—, el Juanito de Veracruz se metió a la pelea por el gobierno estatal y hasta rebasó el acuerdo entre AMLO y el gobernador Javier Duarte; pacto que consistía en que el Juanito de Morena le quitaría votos a Miguel Ángel Yunes —candidato de la alianza PAN-PRD— para garantizar la victoria del candidato del PRI, Héctor Yunes.

Dicho de otro modo, que la guerra sucia desatada entre los primos Yunes: Miguel Ángel y Héctor, parece haber favorecido al tercero en discordia; al Juanito de López Obrador, el candidato Cuitláhuac García.

¿Por qué esa impensable reproducción del Juanito en la elección de Veracruz?

La respuesta es elemental; porque en Veracruz, el PRI, PAN y PRD le dieron forma al peor de los mundos. ¿Y eso qué quiere decir?

Qué la alianza PAN-PRD eligió al peor candidato posible: Miguel Ángel Yunes, un pillo que a las primeras de cambio fue descubierto como mentiroso, ya que engañó a los veracruzanos con su declaración patrimonial que, conservadoramente, llega a los 500 millones de pesos, con propiedades en Miami, Nueva York, Veracruz y Ciudad de México.

Pero estaría por detonarse un escándalo aún mayor que, incluso, podría avergonzar al PAN y PRD, partidos que de manera irresponsable lo postularon como su candidato a Veracruz.

Y el caso del PRI es peor; no ha podido revertir la imagen negativa de un gobernador impresentable, como Javier Duarte.

Todo indica que llegó el momento de que el PRI rompa su alianza con la Morena de AMLO, si es que quiere ganar Veracruz.

Si no es que gana Morena y AMLO obliga a renunciar al JuanitoCuitláhuac García.

Al tiempo.


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