La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) presentó un análisis titulado «México militarizado: la guerra se perdió, pero la paz no llega», donde señala que la acumulación de poder por parte de las Fuerzas Armadas suele encender las alarmas, pero no en México, donde el peso de los militares es ya tan grande que «no hace falta un golpe de Estado».
El análisis subraya que no sólo la seguridad está en manos militares desde hace varias administraciones, sino que con Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se han convertido, además, en ejecutores «de componentes importantes del proyecto de gobierno», incluyendo el control de puertos y el otorgamiento de proyectos de infraestructura.
«La desmilitarización no sólo no ha llegado, sino que López Obrador ha apostado por profundizar diversos aspectos del modelo militarizado. Este mes cumple un año el Acuerdo presidencial que dispone la participación de las fuerzas armadas en tareas policiales hasta 2024. Asimismo, cumple dos años la Ley que creó la Guardia Nacional, el nuevo cuerpo de seguridad impulsado por López Obrador que, a pesar de depender orgánicamente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), es una fuerza militarizada que opera bajo la coordinación de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena)”, señala.
En 15 años de militarización, asegura el análisis, no se han instalado «estructuras y prácticas eficaces contra la violencia a nivel nacional». No sólo no se avanzaron soluciones, sino que la militarización terminó por convertirse en una «adicción que posterga indefinidamente esas soluciones».
El modelo bélico ha tenido resultados que Brewer califica de «catastróficos», con un drástico aumento de homicidios, violaciones a los derechos humanos, desapariciones forzadas cometidas por el Ejército, la Marina y otras fuerzas de seguridad.
Al papel «protagónico» que tienen las Fuerzas Armadas en la estrategia de seguridad, se suma la decisión de AMLO de «asignarles otra gama de funciones». La Semar, detalla el análisis, tiene el control y administración de puertos. Con la Sedena, también juegan un creciente papel en el control de aduanas.
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