Agendas Legislativas

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En la presente semana, varias bancadas parlamentarias estarán realizando sus respectivas reuniones plenarias, de las cuales surgen las agendas legislativas con las que inician los periodos ordinarios en febrero próximo. A pesar de lo llamativo que resultan dichas reuniones, de las que las notas surgen por declaraciones de algunos diputados o senadores, las agendas se convierten en instrumentos que sirven de muy poco, pues casi no hay rendición de cuentas en cuanto a su cumplimiento o exigencia de que se incluyan otras iniciativas que no salgan de los escritorios de los asesores de las fracciones partidistas.

Cumplimiento

Previo a cada inicio de un periodo ordinario de sesiones, las distintas bancadas que componen el Congreso de la Unión se reúnen –dependiendo del presupuesto o el momento político, puede ser una playa, una plaza con elecciones próximas o las instalaciones camerales si no alcanza para salir– para llevar a cabo sus reuniones plenarias.

En dichos encuentros, además de recibir información de analistas, funcionarios públicos o dirigentes partidistas, también se ponen de acuerdo para presentar al final de los trabajos sus respectivas agendas legislativas. Se trata de compendios que resumen los temas que abordarán, a través de iniciativas u otros instrumentos legislativos, en el periodo de sesiones por iniciar.

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En algunos casos, estos documentos tienen cierta repercusión, además de ser difundidos en algunos medios, pero cuyo seguimiento es escaso, pues únicamente algunas organizaciones de carácter académico revisan lo prometido y lo cumplido. Para el ciudadano, esto no tiene mayor importancia y no pasa de ser una nota más en los medios.

Asimismo, hay ocasiones en que las bancadas de un mismo partido, en la Cámara de Diputados y en la de Senadores, presentan agendas en las cuales no hay muchas coincidencias en los temas.

Así, al llegar al fin del año legislativo, nadie hace reclamo alguno por la falta de cumplimiento en cuanto al contenido de las respectivas agendas. No obstante lo anterior, el coordinador de los diputados federales azules, Marko Cortés Mendoza, declaró en la sesión inaugural de su plenaria que su partido había cumplido con el 87% de los puntos que integraron la agenda legislativa pasada, pero no se dieron a conocer más detalles acerca de lo que no se cumplió y las razones de esto.

El hecho de que un partido presuma que cumplió su agenda en un 87% no significa realmente gran cosa, pues no hay punto de comparación con otros ejercicios similares o con otros institutos políticos; así pues, nos podríamos preguntar por qué no cumplieron con toda la agenda o con un porcentaje mayor.

Pero el hecho es que ya se volvió una costumbre que los partidos presenten, a través de sus legisladores, este tipo de instrumentos sin compartir la forma en que fueron elaborados –al menos para felicitar a los asesores que son los que en verdad trabajan en el tema–, si recurrieron a alguna encuesta, colaboración con alguna institución académica, algún mecanismo de consulta ciudadana o si son meras ocurrencias.

Esto no significa que en cierto momento del periodo ordinario de sesiones, un legislador presente –fuera de agenda– una iniciativa propia, como la que se comentaba en los pasillos azules de San Lázaro en donde se contaba con preocupación como uno de los diputados panistas buscaba elaborar una iniciativa para crear el estado de La Laguna en territorio de Durango, propuesta que por supuesto no recibió apoyo.

Al igual que las plataformas electorales, las agendas legislativas son documentos que poco ayudan a entender los trabajos que se realizan en las Cámaras, pues no hay seguimiento y menos difusión de las propuestas. La congeladora legislativa, que es donde van a parar un sinnúmero de iniciativas sin ser aprobadas, se llena cada año con el contenido de las agendas que anualmente se crean.

En tanto haya iniciativas, como las que presentó el Ejecutivo Federal en materia de seguridad pública, que no pasen de la discusión en comisiones, o leyes aprobadas por los legisladores que son enmendadas por la Suprema Corte de Justicia, como fue el caso de la de Radio y Televisión en materia de difusión de lenguas indígenas, no se ve el caso a presentar a cada inicio de un periodo ordinario de una agenda que pocos recordarán en un par de meses. Mejor que se haga una por legislatura y se comprometan a rendir cuentas tomando este documento como punto de partida.

Del tintero

El también renacido PT, por el tema de la pérdida de su registro se entiende, informó que se unirá en alianza con el PRI en Veracruz. Desde luego que aquí no entran los símiles del agua y el aceite y nadie se pregunta qué tienen en común ambos partidos, pues el PT se anunciaba en las pasadas elecciones federales como el del “cambio verdadero”, pues sí, cambió pero de bando.

En plena plenaria partidista, que durará hasta el viernes, varios partidos tendrán que lidiar con temas que no quisieran que se vieran reflejados en sus agendas pero que opacarán sus trabajos: los priístas con Humberto Moreira, los panistas con Lucero Guadalupe Sánchez y los perredistas con las broncas internas por lo de las alianzas.

Twitter: @AReyesVigueras


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