¿España pedirá perdón por la “conquista”? ¿Escupirá sus hazañas? El garlito obradorista de México también mueve a España; en lugar de hablar de los penosos gobiernos de Claudia Sheinbaum y Pedro Sánchez, ¡pues hala!, a dar espectáculo circense histórico.
Pedro Sánchez apesta a corrupción. La podredumbre alcanza a su equipo por tráfico de influencias, incluso por gastar dinero público en prostitutas. Su esposa, Begoña Gómez, y su hermano David, también andan en juzgados entre la hediondez. Panorama fétido, sin confianza en Europa, irrelevante en Estados Unidos, opaco en Medio Oriente, y muchos latinoamericanos le dan la espalda al PSOE de ahora. El gobierno español debilitó su Constitución, su Monarquía Parlamentaria y su democracia. ¿Qué le queda para seguir al mando? Trucos publicitarios. Hablar de las supercherías. No tardan en pedirnos la devolución de “La Pinta”, “La Niña” y “La Santa María”, que salieron de Palos de la Frontera en 1492. O de culpar a Calderón de robarse a la Malintzin. Pero el presidente español tiene en su tramoya otro espectáculo histórico-cómico-mágico del que México debe aprender: Francisco Franco. Hasta sus huesos mudó de panteón.
Hoy, 20 de noviembre, hace medio siglo murió Franco, el dictador que gobernó España, con una sola voz como quiere Morena. Sánchez convocó a conmemorar su muerte. Exigió sin disimulo “verdad, reparación y justicia”. Allá ellos y su tirano. México no debe olvidar a Franco. ¿Por qué? Porque hay franquismos de derecha y de izquierda. Caudillos antidemocráticos que sueñan con “España una”, o México “uno”, guinda, extirpando a la oposición.
Días antes de morir el “caudillo por la gracia de dios”, gritó en la plaza: “Todo lo que en España y en Europa se ha armado, obedece a una conspiración masónica izquierdista, de la clase política en contubernio con la subversión comunista, terrorista en lo social. Lo que a nosotros nos honra, a ellos les envilece”. Nada diferente a: todo es un complot de la ultraderecha, son bots de conspiración internacional, contubernio en redes digitales, terrorismo social del Prian, “es un honor estar con Claudia hoy”, el que protesta se envilece.
“Suprimir” al distinto es el verbo del franquismo mandón en México. Franco fue un militar que le ganó a la República. ¿Quién mató en México la división de poderes, esencia de la República y militarizó al país? Franco sobrevivió a Hitler y a Mussolini, pero fue leal a Nixon. El franquismo colectivo mexicano sobrevivió a Fidel Castro y a Hugo Chávez, y es fiel a Trump.
Franco sí pidió perdón en su testamento “a todos”, y, “de todo corazón perdono a cuantos se declararon mis enemigos, sin que yo los tuviera como tales…”. Ja-ja-ja. ¿Así nos perdonan los empoderados fascistas mexicanos? ¿Ese perdón quiere el obradorismo de los españoles? Franco murió aislado internacionalmente. México, con dignidad diplomática, no tenía relaciones con España. Hoy no le alzamos la voz ni a Nicaragua, menos a Maduro, socio del otro pillo español, Rodríguez Zapatero. Suerte a España con “su” cumbre iberoamericana del año que entra. Claudia acudirá si acaso está Sánchez, si gobierna la derecha, no irá. Entonces México podrá recordar aquella frase de un líder del Congreso, con Franco agonizante, pensando en AMLO: “Hay todos los deseos de verle y de tenerle, para seguirle amando y obedeciendo…”.
¿También le debemos pedir perdón a Franco por acoger a los desterrados niños de Morelia? ¿Por abrazar a María Zambrano, León Felipe, Luis Cernuda, Luis Buñuel, Luis Recaséns, Adolfo Sánchez Vázquez, José Gaos, Wenceslao Roces? ¡Váyanse al carajo con su teatro! ¡Izquierda baratija! El sanchismo y el obradorismo son acrobacias franquistas, para mantenerse en el poder con malabares históricos, pretextos de gobiernos infecundos.
Posdata.- ¿Los tlaxcaltecas que acompañaron a Hernán Cortés, estaban del lado correcto de la historia?





































