México y Cuba: Solidaridad Cuestionada

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El apoyo de México al régimen cubano, a través de subsidios de combustible, donaciones de libros de texto y la contratación de médicos cubanos, plantea interrogantes sobre las prioridades de su política exterior, especialmente en el contexto de su relación con Estados Unidos. En 2025, México incrementó significativamente los envíos de petróleo a Cuba, con 10.2 millones de barriles de crudo y 132.5 millones de litros de combustible valuados en 850 millones de dólares entre mayo y junio, según Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI). Esto, sumado a la entrega de libros de texto y la presencia de 3,800 médicos cubanos en México, refleja una relación de solidaridad que contrasta con las críticas internacionales al régimen de Díaz-Canel por violaciones a derechos humanos y una crisis económica que deja a los cubanos sin libertades ni alimentos básicos.

La justificación oficial mexicana, articulada por los gobiernos de López Obrador y Sheinbaum, se basa en motivos humanitarios y en el rechazo al embargo estadounidense contra Cuba, considerado “inhumano”. México argumenta que su apoyo, canalizado a través de Pemex y su subsidiaria Gasolinas Bienestar, es un acto de cooperación regional para paliar la crisis energética cubana, marcada por apagones y escasez. Sin embargo, la opacidad en los términos de pago –con especulaciones de trueque por médicos– y la falta de transparencia, pese a órdenes del INAI, alimentan sospechas de que estos envíos podrían ser donaciones encubiertas, costosas para un Pemex endeudado con más de 101 mil millones de dólares.

Este respaldo a Cuba, un aliado incómodo por su historial autoritario, tensiona la relación con Estados Unidos, principal socio comercial de México. En 2023, Washington canceló un préstamo de 800 millones de dólares a Pemex por los envíos de combustible, y expertos como Fernando Cruz advierten sobre posibles sanciones que afectarían las finanzas mexicanas, especialmente en las negociaciones del T-MEC. La decisión mexicana parece responder a una mezcla de ideología antiimperialista y estrategia geopolítica para consolidar influencia en el Caribe, pero a un costo elevado: Pemex enfrenta pérdidas significativas, y el apoyo a un régimen acusado de trata de personas con sus médicos –quienes laboran bajo estrictos controles y retienen solo una fracción de su salario– genera críticas éticas.

La relación México-Cuba, aunque histórica, parece desbalanceada. Cuba ofrece poco a cambio, mientras México arriesga sanciones y credibilidad internacional. La pregunta persiste: ¿vale la pena comprometer la estabilidad económica y las relaciones con Estados Unidos por una solidaridad que ignora las voces de los cubanos que denuncian opresión? La respuesta podría depender de si México prioriza su narrativa ideológica o los intereses pragmáticos de su economía y su pueblo.

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