¡Puta madre, México! No mamen, ¿neta nos quejamos de la xenofobia gringa mientras aquí le andamos echando mierda a los «invasores» con acento che y piel clara? ¡Ah, pero eso sí, somos bien progres cuando vemos las noticias de Estados Unidos y decimos «ay, qué feo el racismo de allá»! ¡No se hagan, culeros!
Resulta que el pasado 5 de julio, la marcha «pacífica» contra la gentrificación terminó con más golpes que un partido de futbol llanero. Y lo más cagado es que entre los gritos de «¡fuera extranjeros!» y «¡México para los mexicanos!», apareció #LadyCondesa, una argentina que, con sus bendiciones de porristas, se puso al tú por tú con un policía. ¡Y qué creen que dijo la muy decente señora! ¡Más mierda xenófoba y racista que un capítulo de La familia P Luche! ¡El colmo de los colmos!
Y uno, ingenuo, piensa que en redes sociales la gente va a ser más civilizada, ¿verdad? ¡Pues no! Nomás se asoman a Twitter o Facebook y ven un chingo de comentarios aplaudiendo a la #LadyCondesa o echándole más leña al fuego contra los «güeros» que vienen a quitarnos «nuestros» tacos y nuestras rentas de dos mil pesos. ¡Ah, pero eso sí, si un gringo nos ve feo, ya estamos con el «¡discriminación, auxilio!»! ¡Qué pinche doble moral tan cabrona nos cargamos!
A ver, raza, ¿en qué quedamos? ¿Somos los adalides de la inclusión o los primeros en sacar el cobre cuando alguien con otro acento se nos planta enfrente? Seamos honestos, la xenofobia y el racismo no tienen pasaporte. Se cuecen en cualquier lado, y tristemente, parece que en este nuestro México lindo y querido, también les estamos dando casa. Así que antes de andar criticando la paja en el ojo ajeno, ¡chéquense la viga que traen en el propio! ¡Y dejen de andar mamando!
