¡Órale, banda! Agárrense los calzones, porque la notica que les traigo está como para echar mezcal doble. Resulta que el Ovidio, sí, el mismísimo hijo del «Chapo» Guzmán, ya se anda soltando la sopa en gringolandia. ¡Cómo lo oyen! El vato, que parecía más callado que político en campaña, ahora está cantando como Luis Miguel en pleno concierto.
Dice la raza que el junior, alias «El Ratón» (y no precisamente por simpático), aceptó cooperar con los gabachos. ¿Y qué significa eso, mis estimados? Pues que va a echar de cabeza a medio mundo, desde los que le pasaban la lana hasta los que le hacían la vista gorda. ¡Imagínense el cagadero que se va a armar!
Claro, aquí en México, el gobierno actual anda con el Jesús en la boca. No es para menos, porque ya ven que el mismísimo Donald Trump, ese güero que nomás abre la boca para decir pendejadas, pero a veces le atina, ya los anda señalando de compinches de los narcos. Y si a eso le sumamos que la Sheinbaum, nuestra flamante presidenta, ya la traen de que «tiene miedo» de enfrentar a los cárteles… ¡Puta madre, esto se pone bueno!
Así que, mientras Ovidio destapa la cloaca, aquí andamos viendo si el gobierno se pone las pilas o si nomás se hace el occiso. Porque una cosa es el discurso y otra muy diferente es la realidad. A ver si no nos salen con que el narco ya está tan infiltrado que hasta el café de Palacio Nacional lo manda el crimen organizado.
Ah, pero no se me agüiten. Al final del día, esto es México. Y aquí, aunque el circo se ponga feo, siempre hay tequila para ahogar las penas y chismecito para echarse unas buenas risas. ¡A seguirle, que esto todavía no termina!
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