Por México Evalúa
Las primeras semanas de Claudia Sheinbaum en la presidencia de México han sido de continuidad con el legado de López Obrador con intentos muy aislados de distanciarse.
En su discurso ante empresarios, la presidenta prometió reglas claras y seguridad para las inversiones extranjeras, pero luego afirmó que no acataría una orden judicial, un eco de la gestión de López Obrador quien imponía la voluntad presidencial sobre la institucionalidad. De igual manera, en tema energético, priorizó la ideología sobre la eficiencia con la reciente reforma que promulgó, que redefine a Pemex y CFE como Empresas Públicas del Estado. La presidenta hereda un país con una impunidad que supera el 90%, minimiza las estadísticas de violencia, y centra su discurso en la disminución de homicidios sin reconocer la crisis generalizada, tal como AMLO.
Eso sí, Sheinbaum se desmarcó ligeramente al proponer la ampliación del horario escolar en primarias cuando, en su momento, AMLO eliminó el programa de escuelas de tiempo completo.
Los próximos meses serán críticos.
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