Zedillo, economista al borde de un ataque de nervios

0
16

No estaría por demás tomarle los signos vitales médicos al expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León cada vez que literalmente bufa como toro de lidia en entrevistas cuando ve el capote rojo del populismo. Pero su ignorancia política e histórica le impide entender las razones por las cuales México en realidad se ha movido en el péndulo populismo-neoliberalismo desde el siglo XIX como una forma de evitar rupturas revolucionarias.

México ha vivido en su etapa independiente algún modelo de ola progresista seguido de una ola conservadora. Inclusive, el historiador Edmundo O´Gorman desarrolló una muy interesante teoría en su libro de ensayos El trauma de la historia. En el siglo XIX la lucha entre liberales y conservadores fue un preludio del combate populistas-neoliberales, pero el historiador encontró que no fueron –para fortuna de la República– posiciones de rupturas realmente revolucionarias y que al final los conservadores buscaron la modernización liberal al estilo estadounidense pero desde el modelo colonial español, en tanto que los liberales optaron por la modernización conservadora que le permitiría de alguna manera acercarse también al modelo estadounidense.

Los ciclos históricos están a la vista, y no estaría mal que Zedillo dejara de rezongar ante el capote populista y aprovechara su experiencia de haber sido nada menos que presidente neoliberal para un sistema populista:

Ola progresista 1824-1846, contraola 1846-1855; ola progresista 1857-1876, contraola 1876-1913; ola progresista 1917-1946, contraola conservadora 1946-1970; ola progresista 1970-1982, contraola neoliberal 1983-2018; ola populista 2018-2030, y contraola neoliberal en curso.

-Publicidad-

La furia de estado de ánimo que no lo deja razonar ha llevado al expresidente Zedillo a suponer que Andrés Manuel López Obrador es el fundador del populismo, pero ahí de nueva cuenta se percibe la falta de lecturas política históricas que todo presidente-expresidente de la República debiera tener para entender a la sociedad que le tocó gobernar, y ahora se entiende porque Zedillo resultó más salinista que Salinas de Gortari en materia neoliberal.

En 1973, el politólogo Arnaldo Córdova estableció con claridad en su ensayo histórico La ideología de la Revolución Mexicana. La Fundación del nuevo régimen que el proyecto revolucionario-contrarrevolucionario, una síntesis hegeliana en tono oxímoron, fue populista, y otros estudios históricos posteriores revelan que el populismo echeverrista condujo a una crisis presupuestal por gasto social desordenado y le abrió la puerta al neoliberalismo de mercado y de estabilidad macroeconómica en modo FMI de De la Madrid-Salinas, y que ese neoliberalismo estalló en crisis de mil pedazos en 2018 por la pobreza y la marginación y entonces entró el ciclo neopopulista de López Obrador.

El movimiento pendular populismo-neoliberalismo se puso en claro, inclusive, en el mismo estudio del pensamiento económico mexicano. En 1972, el prestigiado economista Leopoldo Solís realizó una investigación de lectura de más de 150 libros y artículos de economía para escribir el libro Controversia sobre el crecimiento y la distribución (FCE), y allí demostró que el nacionalismo revolucionario dominaba el pensamiento de la economía cuando menos hasta 1970.

Años más tarde, en 2001, la investigadora Sarah Babb realizó una indagación de la contraparteProyecto: México. Los economistas del nacionalismo al neoliberalismo (FCE) y se encontró que el centro ideológico de la economía que durante la época nacionalista se concentró en la UNAM se había pasado con Salinas al ITAM (Instituto Tecnológico Autónomo de México, de propiedad privada) y que los funcionarios del área económica ya no salieron de la UNAM sino del ITAM neoliberal que fue construido a imagen y semejanza –y con la asesoría, obvio– de la Universidad de Chicago como el nido ideológico del neoliberalismo de Milton Friedman.

Zedillo no estudió en el ITAM, sino en la Escuela Superior de Economía del Instituto Politécnico Nacional, pero salió huyendo de ahí por el populismo educativo para irse a Estados Unidos y sobre todo a Yale porque su pasión no era la economía política sino a la política económica y las matemáticas.

Lo malo de todo esto es que los periodistas y simpatizantes que le dan vuelo a la hilacha de Zedillo como el anticristo del populismo, tampoco han leído la historia de México y por lo tanto sus preguntas solo tienen el tono de molestar –por decir algo– al fundamentalismo pospopulista de la 4T.

La teoría del péndulo o de los ciclos populismo-neoliberalismo no es fundamentalista, sino que se basa en hechos históricos. Así que Zedillo podría salir de su situación al borde de un ataque de nervios neoliberales, tranquilizarse y sentarse en el quicio de su despacho en las exclusivista Universidad de Yale para ver el cadáver de su enemigo populista pasar por los pasillos académicos.

Política para dummiesla política no es otra cosa que la economía como célula madre.

El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica. 

carlosramirezh@elindependiente.com.mx

http://elindependiente.com.mx

@carlosramirezh

Deja un comentario