A muchos nos sorprendió el presupuesto presentado a la Cámara de Diputados para el próximo año, que exhibe no solamente unas finanzas públicas en franco deterioro, además, deja en el desamparo a rubros altamente sensibles.
Para comenzar, si bien es cierto que propone reducir el déficit, también lo es que su antecesor a pesar de su discurso abanderando la austeridad republicana, lo deja en condiciones lamentables, heredándole una carga al gobierno federal y, por ende, a todos los mexicanos de casi seis puntos del PIB, que ahora, se pretende bajarla a cuatro, lo que parece imposible.
Contando que las expectativas de crecimiento -si bien nos va-, será alrededor del 1.5 por ciento del Producto Interno Bruto. Así las cosas, para alcanzar los objetivos se requieren inversiones privadas, sin embargo, las han ahuyentado con las políticas públicas implementadas.
Al cierre del 2018, la deuda pública se estimó en alrededor de 10.5 billones de pesos, mientras que se calcula que para finales del 2025 los requerimientos financieros acumulados del sector público estarán alrededor de 18.6 billones, lo que indica un incremento del 77 por ciento.
Si le agregamos el costo de las pensiones, los programas sociales y, los subsidios a las empresas productivas del Estado, dígase PEMEX, CFE y, el Tren Maya, que se encuentran en bancarrota, con pérdidas que se tienen que cubrir del erario, la cobija se hace más pequeña.
Según los analistas esos rubros representan casi el cincuenta porciento del presupuesto, sumandole alrededor de un veinticinco porciento derivado del costo financiero de la deuda, por lo que el margen de maniobra se reduce considerablemente.
En paralelo, algo que produce escalofríos es la manera como proponen distribuir el presupuesto entre las diferentes áreas, destacando la reducción de recursos a salud en casi un 34 por ciento, que resulta completamente incomprensible, no cabe en la cabeza que una administración que se dice de izquierda y defensora de los derechos humanos siga dejando sin medicinas y atención médica a los pobres, a los marginados y a muchas más personas que necesitan esos servicios.
Al igual que educación, ciencia y tecnología son areas afectadas al considerar la actual administración otras prioridades, inclusive en esa misma línea se encuentra la parte del medio ambiente y ecología a quienes les disminuyeron significativamente los recursos.
Llama la atención lo concerniente a seguridad, ahí también aplicaron las tijeras. Este es un punto prioritario para la ciudadanía, que padece la ola de violencia y el avance de la delincuencia ocupando territorios, no así para la administración una prioridad, no obstante, el rubro forma parte de los desplazados en el presupuesto.
La orientación del presupuesto es significativa en cuanto a que remite una forma de pensar, es definitorio con relación a las prioridades de un gobierno que decide hacia donde se debe enfocar el erario y esta administración cuatroteísta por lo visto, no es la excepción.
Estamos viendo como se encaminan nuestros impuestos para mantener empresas quebradas en lugar se implementar eficiencia; tener controles político-electoreros en vez de atender la salud de los mexicanos; la seguridad, educación y medio ambiente, no están dentro del rango de atención, en síntesis, un gobierno, insensible e insensato.
There is no ads to display, Please add some