La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) cuenta con información personal, rostros y en algunos casos hasta direcciones, de cinco de los presuntos líderes anarquistas —de quienes se reservan sus identidades para no entorpecer la investigación—, que han provocado la exacerbación de la violencia durante las marchas que se han registrado a lo largo de este año, y en particular desde octubre pasado.
Reportes de inteligencia de la dependencia capitalina revelan los avances del seguimiento a estos grupos, y autoridades del organismo confirmaron que los datos se han obtenido en coordinación con el Gobierno del Distrito Federal (GDF), y se ha intercambiado información que ha permitido identificar a los agresores.
Gracias a las cámaras de seguridad del GDF se han captado los momentos en los que los anarquistas han vandalizado edificios públicos, han realizado grafitis en contra de los gobiernos federal y capitalino, han agredido a los uniformados y mandos medios de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF), e incluso cuando le prendieron fuego a la puerta Mariana de Palacio Nacional, así como a la estación Ciudad Universitaria del Metrobús el miércoles pasado.
Sin embargo, las imágenes sirven de muy poco a la PGJDF pues hasta el momento no hay denuncias en contra de estos líderes, señalados por los trabajos de inteligencia como los organizadores de los ataques, por lo que con la información que se ha recabado, esperan que en otra protesta salgan a las calles y hagan desmanes para así poderlos detener en flagrancia y después iniciar la averiguación que determinaría si son imputables en los otros delitos.
En este sentido, la dependencia sólo tiene una averiguación previa “contra quienes resulten responsables” del incendio del Metrobús ocurrido el miércoles pasado a la altura de Ciudad Universitaria. No hay ninguna imputación directa sobre los líderes. “Se está ubicando a los responsables, estamos indagando varias actividades vandálicas y contra la paz pública, en su momento se procederá contra los implicados”, dijo un agente de la Policía de Investigación.
De igual manera, los reportes de inteligencia de la Procuraduría capitalina destacan que el grupo anarquista que ha tomado fuerza es identificado como Okupa, sus líderes y seguidores se refugian en el auditorio Che Guevara de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de México (UNAM) hasta donde presuntamente les llevan comida, ropas y víveres, desde ahí monitorean medios de comunicación y desde donde se organizan las acciones radicales para las marchas. Desde el auditorio salen a las calles. Para no ser detectados se camuflajean entre sus seguidores más fieles, que son aproximadamente 50 estudiantes de la UNAM, para llegar a las calles sin ser detectados. Cuando están en la marcha empiezan a distribuir gasolina, palos, piedras y son los que señalan qué instalaciones agredir y qué pintas realizar en los edificios.
Al terminar los desmanes que ellos provocan “son escoltados hasta el recinto universitario donde amparándose en la autonomía saben que las autoridades policiacas no entrarán por ellos para detenerlos, por lo que sin problema alguno se refugian en el lugar, y agazapados esperan la siguiente protesta para volver a vandalizar, destruir, amedrentar y no ser detenidos”, declaró el oficial.
El control que ejercen entre sus seguidores llega al grado que cualquier persona ajena que ingresa a Ciudad Universitaria es espiada por los mismos alumnos e informan de sus actividades a los líderes, por lo que para detenerlos “tendrá que ser en flagrancia, cometiendo algún delito o que la SSPDF nos lo remita por alguna infracción que cometan, no podemos entrar por ellos a CU”, puntualizó.
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