Trump Escala Presiones en América Latina

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La administración de Donald Trump ha intensificado sus acciones contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, marcando un punto de inflexión en la política exterior estadounidense hacia la región. Desde diciembre de 2025, se han implementado medidas como sanciones adicionales a familiares de Maduro y buques petroleros, el cierre del espacio aéreo venezolano y amenazas de operaciones militares, incluyendo posibles ataques terrestres. Estas acciones responden a acusaciones de narcotráfico y terrorismo, con el objetivo declarado de desmantelar el denominado «Cártel de los Soles» y estabilizar la región. Sin embargo, analistas señalan que el trasfondo radica en la recuperación de la influencia estadounidense en América Latina, contrarrestando la creciente presencia de Rusia y China, quienes han fortalecido lazos económicos y militares con Caracas.

Esta presión no se limita a Venezuela. Trump ha extendido advertencias a México, Colombia y Cuba, vinculándolos a flujos de drogas y migración irregular. En México, las tensiones han escalado con propuestas de aranceles y operaciones transfronterizas contra cárteles, recordando disputas previas durante su primer mandato. Colombia, bajo Gustavo Petro, enfrenta escrutinio similar, con elecciones presidenciales en 2026 que podrían verse influenciadas por estas dinámicas. Petro ha criticado las medidas como intentos de apoderarse de recursos petroleros, generando debates sobre soberanía. En Cuba, la designación de Marco Rubio como secretario de Estado, de origen cubano, augura una postura más dura contra el régimen, priorizando el retorno de migrantes y el aislamiento diplomático.

El contexto electoral reciente amplifica estas tensiones. En Chile, el triunfo de José Antonio Kast en las presidenciales de diciembre de 2025, con un 58% de los votos contra la candidata izquierdista Jeannette Jara, refleja un giro conservador en la región. Este resultado se suma a una ola derechista en países como Argentina, Paraguay y Ecuador, donde gobiernos alineados con Washington podrían facilitar la agenda de Trump. No obstante, genera polémica: críticos argumentan que tales presiones reviven intervencionismos históricos, como operaciones de la CIA en Latinoamérica, potencialmente desatando guerras civiles, oleadas migratorias masivas y alzas en precios de commodities como el petróleo. Defensores, en cambio, las ven como necesarias para combatir el crimen transnacional y la injerencia extranjera, cuestionando si el continente puede resistir sin ceder a la doctrina Monroe revitalizada.

¿Logrará Trump alinear América Latina a sus políticas? La Estrategia de Seguridad Nacional 2025 prioriza el hemisferio occidental, identificando a Venezuela, Cuba y Nicaragua como focos de adversarios globales. Sin embargo, resistencias como las de Petro y alianzas con potencias externas sugieren un camino incierto. Mientras algunos gobiernos derechistas podrían cooperar, otros invocan soberanía, polarizando el debate regional. El éxito dependerá de negociaciones diplomáticas versus escaladas militares, con riesgos de inestabilidad económica y humanitaria que podrían revertir avances democráticos.

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