«Son determinaciones que protegen a un bien común..«
Peña Nieto hablando sobre el Hoy No Circula. 7 de abril de 2016
En este espacio se ha señalado que la contaminación por ozono que recientemente provocó varias contingencias ambientales, puede tener un origen diferente al que las autoridades de la Ciudad de México y gobierno federal atribuyen.
Aceptar esta posible nueva verdad –o cualquier otra que explique por qué la contaminación no disminuye, pese a que diariamente sale de circulación 20% del parque vehicular–, implicaría que durante un buen tramo de la vida de este tema los semidioses del Olimpo público han repetido sin razonar una insensatez.
Tanya Müller fue a la Asamblea Legislativa de la nueva Ciudad de México a defender las decisiones políticas que tomó el GCDMX a raíz de la contingencia ambiental que se presentó el pasado mes de marzo. Era de esperarse que la reunión de «trabajo» se convirtiera –de hecho se convirtió– en una especie de arena en donde se ventilaron posiciones políticas y no técnicas.
En el encuentro, la encargada de las políticas ambientales se dedicó a repetir la misma historia que da sustento y justificación a las políticas implementadas. Afirmó que el 85% de la contaminación de la Megalópolis es causada por los autos particulares. Y que las políticas que el Jefe de gobierno ha implementado son las correctas.
El único cambio que la secretaria aceptó –y que contradijo su propio discurso– fue que la contaminación del DF –hoy Ciudad de México– tiene en gran parte un origen exógeno y para probarlo afirmó que la contaminación llega del norte, del Estado de México, arrastrada por los vientos que tienen una dirección de norte a sur.
Reconoció, en su presentación, que no fueron los autos que circulan en la Ciudad de México los causantes de dicha contaminación, pues claramente expresó que fueron las industrias que se encuentran en la zona norte de la Megalópolis las que generaron dicha nube de ozono.
Con esta afirmación, la secretaria del Medio Ambiente puso en terreno pantanoso al gobierno de la Ciudad de México, pues el pagano fue el ciudadano y no quien realmente provocó la contingencia.
La secretaria del medio ambiente no mencionó que ni una sola de las estaciones de monitoreo atmosférico que se encuentran en el Valle de México reportó en ningún momento del día el incremento de los precursores de ozono y sin embargo, como si el ozono se creara por generación espontanea, solo se registró el incremento de los indicadores de este gas.
Las políticas de contingencia ambiental, tránsito, y protección civil que hasta el momento han venido implementando por más de un mes, han demostrado que no cambian en nada la calidad del aire.
«Don Goyo» lleva desde marzo una inusual actividad que refuerza la teoría sobre el origen exógeno de la contaminación de la Ciudad de México.
Penosamente el gobierno capitalino y federal se esfuerzan en ajustar la realidad a su «modelo político-ambiental» y han emitido reglamentos y disposiciones para taparle el ojo al macho sin éxito alguno.
Y mientas el gobierno de la Ciudad sigue sin atinar que hacer y ruega por un milagro para que este incidente pasé a la historia, todos los ciudadanos de esta enorme urbe son quienes sufren el colapso de los medios de transporte público, son los habitantes quienes a diario usan el sistema de transporte colectivo de la ciudad los que sorpresivamente se encontraron con un incremento del 15% de usuarios que no pueden llegar a sus destinos.
Son los ciudadanos los que descubrieron que las políticas de movilidad que el gobierno de la ciudad ha implementado solo han entorpecido la movilidad de todos los medios de transporte urbano, público y privado, con el pretexto de privilegiar los transportes individuales como la bicicleta.
Son los ciudadanos quienes demandan que el gobierno mejore y amplíe el transporte público.
Estos mismos ciudadanos hicieron notar la enorme contradicción de dichas políticas «ambientales» que toleran y hasta fomentan las marchas políticas y de protesta en la Ciudad, sugiriendo un plan alterno llamado «Hoy no marcho» que hace referencia a las 9 marchas y plantones que, en promedio y diariamente, se dan en la Ciudad.
Tanya Müller se hizo, y le hizo, un muy flaco favor a la gestión del gobierno de la Ciudad de México. Puso en la mesa datos que muestran que la capacidad del gobierno para gestionar los problemas de la ciudad se reducen al histrionismo y lo «políticamente correcto», interpretando y manipulando a su favor lo que ella llamó «datos duros».
La secretaria del Medio Ambiente demostró que sus «técnicos» y «científicos» no son más que políticos con una ligera embarrada de tecnicismo que hacen realidad ese antiguo refrán que reza: «En tierra de ciegos el tuerto es Rey».
Ya es hora de que en los asuntos de carácter técnico y científico se les abra la puerta a quienes si hacen ciencia y se implementen programas de investigación con recursos, dejando fuera de estos proyectos a oportunistas, políticos y vividores del erario.
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